Esta semana el Papa tuvo varias
alocuciones a los Obispos, una fue en la audiencia que sostuvo con los Obispos recién
nombrados a quienes como de costumbre se invitan al Vaticano y la segunda fue este
sábado donde el Papa se encontró con un grupo de Obispos en el
Vaticano, en el marco del Seminario promovido por la Congregación para la
Evangelización de los pueblos, ahí aprovecho la estancia de varios Obispos venidos
de todo el orbe para invitarlos a ser humildes.
Francisco conoce de fondo la
realidad de la Iglesia, una problemática que tiene sus raíces en las cabezas,
en los sucesores de los Apóstoles. En
todas las Iglesias particulares existen problemas, en unas mas fuertes que otras. En México la realidad de
corrupción de las Iglesias particulares es impresionante, y la culpa la tienen
los Obispos, por dedicarse a todo menos a pastorear, por dejarse mangonear por
intereses ajenos a ellos, por la falta de autoridad que ellos deben tener y por
sus ansias de poder, por escalar y llegar lejos.
Desmenuzaré algunas de las
palabras del Papa:
Los obispos no deben ser «apagados o pesimistas», sino, por el contrario, deben cultivar y defender la
“evangelii gaudium”.
¿Cuantos Obispos conocemos que
son felices y proclaman con gusto el Evangelio?, en realidad muy pocos, la
mayoría se la pasan en eventos sociales
o en celebrando al grado de celebrar por
celebrar, sus actitudes hacen que su trabajo sea mas cansado.
«No sean Obispos con fecha de caducidad, que necesitan cambiar siempre
dirección, como medicinas que pierden la capacidad de curar, o como los
insípidos alimentos» que hay que tirar, porque se han vuelto inútiles.
Muchos solo están esperando a
cumplir su mayoría de edad (75 años) para jubilarse y “descansar” o los
que ven el poder por el poder cuando les
llega este tiempo se enferman, se
deprimen, esto quiere decir que en su vida episcopal solo fue poder y no servicio. ¿Donde esta el dar la vida por
Cristo?, ¿acaso dar la vida por Cristo tiene caducidad?.
Que no crean que deben «cambiar al pueblo»; deben conducirlo,
introducirlo a Dios, sobre todo a los jóvenes y a los ancianos.
Muchos Obispos les interesa solo que la gente siga su
opinión, los marca su autoritarismo y
con esto alejan a los fieles de la Iglesia, ¿Cuándo se ha visto a un Obispo
cercano a los pobres a los jóvenes a los ancianos?
Los obispos deben acompañar a los sacerdotes, incluso a aquellos que
acaban en los bajos fondos de la existencia.
Contados son los Obispos que son
verdaderos amigos y padres de sus
Sacerdotes, parece que solo les interesan los Sacerdotes que promueven según sus intereses, el corazón del
Obispo debe ser universal, y ser ejemplo de amor paternal para sus Sacerdotes, la
problemática de muchos presbiterios es por la falta de acercamiento del Obispo
para con ellos.
Tampoco deben caer en la “tentación” de sacrificar la propia libertad
rodeándose de «cortes, grupúsculos o coros de consenso»; deben, en cambio,
ejercer una «paternidad» firme y dulce.
Este es el problema de muchos
Obispos y en especial de los mexicanos, el rodearse de Sacerdotes con
mezquinos intereses, que solo buscan el bien propio y ven su investidura como
signo de poder y no de servicio. Los llamados Lobbys son los que perjudican a
los Obispos, son los causantes de la problemática en muchas de las diócesis
y son la causa de la mermada autoridad de muchos de ellos.
“Los obispos – observó el Papa - deben comportarse ‘como aquellos que
sirven’, teniendo siempre presente el ejemplo del Buen Pastor”. La Iglesia
-subrayó - tiene necesidad de pastores, de servidores, “de obispos que sepan
arrodillarse ante los demás para lavarles los pies”. “Pastores cercanos a la
gente, padres y hermanos mansos, pacientes y misericordiosos; que amen la
pobreza, ya sea como libertad para el Señor, que como sencillez y austeridad de
vida”.
¿Cuando hemos visto a un Obispo visitar
discreta y humildemente a un barrio pobre?, ¿cuando hemos visto a un Obispo ir a un hospital y visitar enfermos?, quizá alguna vez mas de
alguno fue pero siempre como una actividad mediática. La mayoría de los Obispos
viven rodeados de lujos, como “Príncipes” tal cual lo dijo Francisco en alguna
ocasión, interesados mas por el dinero, por la abundancia y por los ricos que
por los pobres.