Dicen las malas lenguas que Francisco desde el 2007 se encontraba elaborando su plan de trabajo para una vez que asumiera el Pontificado, cierto o no, lo esta llevando tal y como lo había planeado, un jesuita con la imagen de un Papa con la espiritualidad Franciscana, era lo que mejor le venía a la Iglesia, sobretodo en tiempos de arraigada corrupción interna.
El primer Jubileo en la Iglesia fue en el año 1300 por el Papa Bonifacio VIII, en el se establece que los jubileos serán cada 100 años. El último fue en el año 2000, durante el pontificado de San Juan Pablo II. En total han sido 23 Jubileos ordinarios. Y solo han sido dos los extraordinarios el de 1390 convocado por el Papa Urbano VI donde se cambio a que cada Jubileo se realizara cada 33 años en alusión a la edad de Cristo y en 1423 siendo el primero en celebrarse al cumplirse los 33. En 1450 el Papa Nicolas V cambia la periodicidad a cada 50 años, en 1475 vuelve a cambiar de celebrarse cada 50 ahora a cada 25 años, esto lo decreto el Papa Pablo II, vigente hasta ahora.
Adelantada por unas horas, Francisco decidió lanzar la bula del Jubileo de la Misericordia, mismo que inicia el 8 de diciembre. La Misericordia se ha convertido en el eje central de su pontificado y le ha traido no pocos enemigos que pretenden atacarlo por ese lado, aludiendo que su misericordia es una especie de moral relajada para la Iglesia.
Y es que la jerarquía en la Iglesia se ha vuelto soberbia y pecadora, aunque siempre ha tenido este problema, se ha ido acentuado en las últimas decadas, y no es que pase del ala conservadora al ala liberal, la Iglesia necesita un cambio, no en lo moral, ni doctrinal, ni en su forma de pensar, sino en la estructura, necesita una estructura mas cercana, mas humana y menos divinizada. La jerarquía eclesiástica necesita mas espiritualidad, la ha ido perdiendo, gracias a los intereses terrenales, contados son los Obispos y Sacerdotes que viven de acuerdo a las enseñanzas de Cristo, a muchos les interesa mas lo que entra de dinero y los lujos.
Debe haber menos laicos clericalizados y menos curas laicizados, solo así se podría dar un verdadero cambio. Por ello urge una espiritualidad mas concreta, sobretodo en la cúpula eclesiástica.
Con el Jubileo Francisco pretende lanzar la reforma no solo de la Curia, sino de toda la Iglesia, aunque quizá le pase como a Juan XXIII, que solo inicio el cambio con el Concilio, a Francisco le tocará sacudir el gran árbol que es la Iglesia, para que otros Pontífices cosechen lo que hoy en estos días nos ha tocado ver plantar.
A pesar de los problemas por los que atraviesa la Iglesia, hablar de Misericordia es volver al inicio, recapacitar y lanzarse adelante.
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