Bergoglio sigue sacudiendo la Iglesia. Su innovadora propuesta de llevar la Iglesia ha desatado miles de comentarios tanto buenos como malos.
Ha sabido sacudir a los enemigos de la Iglesia que se escudan en la falsa tradición, que utilizan la bandera de la defensa de la familia para imponer sus mezquinos intereses personales. Cardenales, Sacerdotes y laicos anti Bergoglio y anti Iglesia han sido desplazados con actos de sencillez y de humildad.
El juego sucio de sus detractores ha quedado desarticulado con la propuesta de diálogo y unidad que no sólo ha propuesto sino que ha hecho parte de su vida en el ministerio petrino.
La bomba explotó cuando el Papa anunció la "conversión del Papado" el pasado sábado 17 de octubre en el marco del 50 aniversario del Sínodo de los Obispos.
El Papa ha pedido la descentralización y más atención a las realidades de las iglesias locales y de los fieles. Esta actitud abre el diálogo a los ortodoxos no alineados con Roma desde el Cisma de Oriente, quienes ponen en duda la autoridad del Papado.
Los detractores de Bergoglio han puesto el grito en el cielo, cuando escucharon estas declaraciones, suponen el fin de la Iglesia, el poder temporal del Papa y la primacía del Papa limitada.
El Papa ve en esto algo bueno y necesario para la Iglesia, esta iniciativa pone en jaque al ala conservadora de la Iglesia, a los curiales que se han servido de la Iglesia para sus maquinaciones y a los retrogradas pre conciliares.
Con esta iniciativa se refuerza el Sinodo que deja de ser simplemente consultivo y pasa a ser un espacio de comunión e inclusión.
El Papa pone al Sínodo en una verdadera colegialidad y el pone el ejemplo como servidor. Bergoglio no tiene el interés de reformar el Papado sino de promover una auténtica conversión.
Francisco quiere una Iglesia en servicio, incluyente y activa, no una corte papal insípida y pomposa en peligro de perder la misión encomendada.
El Papa pide una iglesia donde el verdadero poder sea el servicio pero los poderes fácticos harán lo imposible por acabar con el Papa de la caridad. Por eso Bergoglio va rápido y contrarreloj. Dios guarde la hora!
El juego sucio de sus detractores ha quedado desarticulado con la propuesta de diálogo y unidad que no sólo ha propuesto sino que ha hecho parte de su vida en el ministerio petrino.
La bomba explotó cuando el Papa anunció la "conversión del Papado" el pasado sábado 17 de octubre en el marco del 50 aniversario del Sínodo de los Obispos.
El Papa ha pedido la descentralización y más atención a las realidades de las iglesias locales y de los fieles. Esta actitud abre el diálogo a los ortodoxos no alineados con Roma desde el Cisma de Oriente, quienes ponen en duda la autoridad del Papado.
Los detractores de Bergoglio han puesto el grito en el cielo, cuando escucharon estas declaraciones, suponen el fin de la Iglesia, el poder temporal del Papa y la primacía del Papa limitada.
El Papa ve en esto algo bueno y necesario para la Iglesia, esta iniciativa pone en jaque al ala conservadora de la Iglesia, a los curiales que se han servido de la Iglesia para sus maquinaciones y a los retrogradas pre conciliares.
Con esta iniciativa se refuerza el Sinodo que deja de ser simplemente consultivo y pasa a ser un espacio de comunión e inclusión.
El Papa pone al Sínodo en una verdadera colegialidad y el pone el ejemplo como servidor. Bergoglio no tiene el interés de reformar el Papado sino de promover una auténtica conversión.
Francisco quiere una Iglesia en servicio, incluyente y activa, no una corte papal insípida y pomposa en peligro de perder la misión encomendada.
El Papa pide una iglesia donde el verdadero poder sea el servicio pero los poderes fácticos harán lo imposible por acabar con el Papa de la caridad. Por eso Bergoglio va rápido y contrarreloj. Dios guarde la hora!
No hay noticia de interes? como puede ser la agenda del papa, saludos
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