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| Foto: SIame |
Las
pugnas internas en el Episcopado Mexicano siempre han sido silenciosas. Los
cotos de poder se mueven de acuerdo a intereses personales y políticos. A los
obispos les encanta complacer a los hombres del poder en México, contados son
los Obispos que en realidad son buenos pastores, que gastan su vida en el
servicio a sus hermanos.
Antaño las pugnas episcopales se arreglaban en la mesa, en tiempos de Garibi Rivera, Salazar López, María Martínez, Cueto González, Dario Miranda entre otros se solucionaban a puerta cerrada, hoy los medios de comunicación han contribuido que las pugnas internas sean observadas por todo un país y en ocasiones se vuelvan chismes de lavadero, algo que no gusta a los Obispos, pero que es inevitable
La
mayoría silenciosa, encabezada por el entonces obispo emérito de León José
Guadalupe Martín Rabago era quien ponía freno al todopoderoso y hoy casi
extinto grupo llamado Club de Roma o mejor conocido como PrigioneBoys.
Conocidos
como la mayoría silenciosa era el grupo de Obispos que se organizaban en
bloque para frenar las iniciativas del grupo poderoso allegado a los cardenales
Sodano y Somalo. El gusto les duro poco, ya que los liderazgos emergentes
empezaron a crecer, hoy son Obispos entre 55 y 65 años que empiezan a
tener el control en el Episcopado Mexicano, mientras que a nombres como
Sandoval, Berlie, Zepeda y pronto Rivera han sido relegados por el tiempo,
Obispos de aeropuerto, con vida principesca y promotores de la doble moral.
En
esta semana el grupo Monterrey se ha impuesto, o mas bien ha reafirmado su
liderazgo y ha extendido su poder no solo a la región pastoral cercana a
Monterrey sino varias diócesis importantes de México. El grupo Monterrey
lo encabezan el Cardenal Robles, arzobispo de Guadalajara, quien tiene en estos
momentos el poder y control de los nombramientos episcopales en México, y como
Secretario General su pupilo, monseñor Miranda Guardiola.
Esperemos
que en este trienio el liderazgo del Cardenal Robles sea para bien de la
Iglesia en México y pueda ayudar a aterrizar la propuesta Bergogliana para bien
de la Iglesia.
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