La Arquidiocesis de Guadalajara protege a pedófilos atraves de Casa Alberione

El lugar es poco conocido entre los laicos, pero entre los Sacerdotes es muy conocido, incluso es motivo de  chiste, sobre todo cuando a alguien no está cumpliendo con su ministerio, y se les dice “te van a mandar a alberione”.

Jardines Casa Alberione
Esta casa fue fundada el 3 de  octubre de 1983 por las religiosas Discípulas del Divino Maestro, de la rama de los Paulinos, fundadas por el beato Santiago Alberione. El Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo fue quien la bendijo, posteriormente surgió el proyecto “Génesis”  fundado y coordinado por el entonces  Sacerdote Marcelino Hernández Ródriguez hoy Obispo de Orizaba, desde  el 23 de febrero de 2008, quien además es psicólogo, para dar tratamiento psicológico y psiquiátrico a sacerdotes con problemas de conducta sexual, la mayoría de ellos por violación de menores. La casa se encuentra en la calle Pemex 3987, colonia Vista Hermosa, Barrio de San Pedrito.

Es de diseño arquitectónico vanguardista. Los muros de concreto y de altísimas paredes que encierran jardines perfectamente cuidados. Impecables permanecen las instalaciones donde los sacerdotes buscan regresar al redil.

Los dormitorios, salas de juntas, la sala de juegos, el amplio comedor, el gimnasio, consultorios médicos y la capilla. Todo perfectamente en orden. Las encargadas del mantenimiento son monjas Paulinas, quienes preparan los alimentos y atienden a los internos, que en su ocupación máxima tiene hasta 25 sacerdotes, todos por conductas “inapropiadas”.

Aunque este refugio aparece en el padrón del Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS), entrar a él es complicado; pero, sobre todo, restringido. La primera norma es que el centro es exclusivo para sacerdotes de la Iglesia Católica, luego la edad. Si el sacerdote es joven, fuerte y “puede valerse por sí mismo” entra, si no, ni pensarlo.

Capilla casa Alberione
“El curita debe asistirse por sí mismo”, dice la hermana Mónica, asistente de la oficina del asilo. La razón de no aceptar ancianos, continúa, “es porque el programa de rehabilitación incluye largas caminatas en los jardines y ejercicios en el gimnasio”.

Mónica es religiosa de las Pías Discípulas del Divino Maestro, quienes, junto con Ricardo Roqueñi, manejan el centro. La congregación de las Pías tiene su sede en Vía Garbéele Rosetti No.17, en Roma, Italia. La orden fue creada en 1924 por el sacerdote Santiago Alberione, en Italia y en honor a él.

 El objetivo de estas religiosas según su página oficial es: nuestro servicio sacerdotal se extiende, estamos asociadas a todo sacerdote católico por vocación y misión: los sacerdotes y religiosos que se hayan en cualquier forma necesitados, son nuestros pobres, por tal motivo buscamos de comprender, acoger, amar y servir con espíritu maternal de María, al sacerdote y religioso en necesidad, participando del ansia de la Iglesia universal y local por los sacerdotes y religiosos en dificultad, agobiados y enfermos.
 
Uno de tantos casos

A través de Casa Alberione, la Iglesia Católica mexicana acoge y protege a sacerdotes pedófilos prófugos de la justicia, con el argumento de que están bajo tratamiento psicológico. Gracias al encubrimiento de la Diócesis de Guadalajara, un sacerdote acusado de violar a sus monaguillos logró burlar a la Interpol.

La ficha 2002/40442 de la Interpol indica que Enrique Vásquez Vargas nació el 20 de julio de 1959, en el poblado San Ramón, en Alajuela, Costa Rica. Según el documento, el prelado —de 45 años de edad— tiene los ojos oscuros y el cabello negro.

Las indagatorias de Casa Alianza revelan que el sacerdote violó a niños de todas las parroquias a las que fue asignado en Costa Rica (en San Carlos, San Ramón y Orotina).

Con documentación migratoria en regla y el apoyo del obispo  de la diócesis de Alajuela  Costa Rica, Angel San Casimiro Fernández, O.A.R., Enrique Vásquez salió del país centroamericano hacia Estados Unidos el 4 de diciembre de 1998.

Sacerdote Ricardo Roqueñi
En México, personal a cargo del cardenal Juan Sandoval Iñiguez, supo los antecedentes de Vásquez. Estaba prófugo y lo escondieron.

En abril de 2000, Enrique Vásquez llegó a Tlaquepaque, donde lo esperaba una comitiva de la Diócesis. Al frente del grupo estaba Ricardo Roqueñi Carrouche, director de Casa Alberione, el refugio del cura durante algunos meses, en tanto durara su “rehabilitación”.

No fue la primera vez que los prelados de México brindaron protección a Vásquez. Según datos de la Fiscalía de San Carlos, Costa Rica, Vásquez estuvo en el refugio de la Diócesis de Guadalajara durante 2002, y aunque ya había recibido tratamiento, aún se desconocen las razones que lo obligaron a volver.

Un recibo de honorarios expedido por un psiquiatra de Guadalajara, que obra en la Fiscalía del país centroamericano como prueba de la primera estancia de Vásquez en México (cuya copia está en poder de Contralínea), indica que el 29 de abril de 2000 Enrique Vásquez pagó 600 pesos “por concepto de honorarios médicos” a Daniel Núñez Hernández, psiquiatra psicoterapeuta egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara, certificado por el Consejo Mexicano de Psiquiatría con el número D.G.P. 717104.

Nuñez Hernández dice que fue “hace muchísimo tiempo” que dio atención psiquiátrica a Enrique Vásquez, quien atravesaba por una aguda crisis de depresión. “Le receté antidepresivos”.

Afirma desconocer los antecedentes de quien fuera su paciente, y que el sacerdote Ricardo Roqueñi tampoco le informó sobre los delitos que éste había cometido. Dice que ni siquiera a él, que se encarga del tratamiento psiquiátrico de los asilados en Casa Alberione, se le da información sobre sus pacientes. “Como empleado del clero no estoy autorizado a pedir explicaciones”.

Nuñez rememora:
“Hace mucho ví al padre, entre muchos padres que veo, hace unos tres años. Andaba deprimido y el tratamiento psiquiátrico fue básicamente antidepresivo. No sé cuántas veces lo atendí, llevo muchos años atendiendo a cinco o seis sacerdotes diarios”.

—¿Tenía usted conocimiento de que había cometido abuso sexual de menores?

—No, el padre Ricardo no me informó, él sabe lo que hace. Yo soy empleado del clero y no puedo juzgar.

No se sabe el tiempo que Vásquez permaneció en Casa Alberione. El director del Centro, Ricardo Roqueñi, se niega a proporcionar cualquier información.

Datos de Interpol indican que de México, Vásquez regresó a la parroquia de St. Mary, en Conneticut, de donde fue despedido el 14 de octubre de 2002. En ese mismo año, mientras en Costa Rica se denunciaron otros casos de violaciones, ingresó nuevamente a México para internarse por segunda ocasión en Casa Alberione.

En su declaración ante la Fiscalía de San Carlos, Costa Rica, Ángel San Casimiro señaló que el director de Casa Alberione, Ricardo Roqueñi “me pidió que si me hacía cargo de los gastos y ¿Qué remedio me quedaba? Le dije que sí, pero que una vez que terminara el tratamiento, regresara a Costa Rica”.

Vásquez no regresó a Costa Rica, y aunque desde 1999 la Fiscalía de San Carlos instó al obispo a señalar cualquier indicio de su paradero, éste además de no notificar la localización del prófugo, continuó sufragando sus gastos durante su huida.

Tampoco los miembros de la Diócesis de Guadalajara que tuvieron conocimiento de las denuncias que pesaban en contra del sacerdote, como Ricardo Roqueñi, notificaron a las autoridades.

Al cuestionarle sobre el caso, vía telefónica desde Tlaquepaque, Jalisco, el sacerdote Ricardo Roqueñi dice que por órdenes de Juan Sandoval Iñiguez tiene prohibido “compartir ninguna información”, y descarta toda posibilidad de una visita al centro donde se escondió el hoy prófugo de Interpol.

Este es uno de tantos casos donde el Cardenal de Guadalajara ha protegido a Sacerdotes, como los que anteriormente mencionamos los Sacerdotes Rafael Domínguez Domínguez, Walter Omar Pérez Angulo y otros mas.

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