ARQUIDIOCESIS DE HERMOSILLO: EL ARZOBISPO DEJA EN BANCARROTA A SU IGLESIA




En noviembre de este año se cumplen dos años de la denuncia pública que hicimos por este medio de la actitud nada  católica del Arzobispo de Hermosillo. Es lamentable  que  desde ese tiempo el Vaticano, vía nunciatura no haya hecho nada.


Miles de pesos  faltan en las arcas de la economía arquidiocesana (desde 2010) y el único  culpable del problema económico es el Arzobispo. Gracias a esta triste situación muchos miembros de su presbiterio se han aprovechado de las debilidades del  jerarca para hacer de las suyas, el sin autoridad moral los solapa, quedando los feligreses a la deriva de las sectas gracias al testimonio de los Sacerdotes.

Monseñor Ulises Macías Salcedo de casi 74 años, tiene dos debilidades clave, el alcohol y los juegos de azahar, su alcoholismo es evidente, la mayoría de su clero lo sabe, esa es la razón de sus ausencias, además de que su afán por ir a los juegos de Azahar a los Estados Unidos, en especial a Las Vegas ha mermado la economía arquidiocesana.

La decadencia de la iglesia particular pide a gritos un cambio, los feligreses padecen desde los últimos años de gobierno del Arzobispo emérito Carlos Quintero Arce, quien gobernó por 30 años la  Arquidiócesis, y desde 1996 (hace 18 años) Macías Salcedo.

El poder clerical ya se corrompió, se vició. Basta con mirar  a la misma Curia, a algunos Sacerdotes que se han amarrado al poder por años, tal cual el Pastor, de las parroquias, los vicios empiezan a aflorar,  y los que mas  salen perdiendo son los laicos  de a pie y los Sacerdotes que generosamente viven el servicio del evangelio como pastores con olor de oveja, algo que al Arzobispo le falta, y mucho.

Esperemos  dos cosas, por un lado que los laicos se atrevan a denunciar ante las distintas instancias del Vaticano lo que pasa en su Iglesia y  esperar que el Papa Francisco atienda estas situación tan delicada de declive moral de lo que en un tiempo fue una de las mas importantes Iglesias particulares de la región.