Diócesis de Cuautitlán: falta un verdadero Pastor con olor a oveja


Cuautitlán vive una severa crisis de descomposición al interno de su Iglesia. Y el problema es que la cabeza anda mal, por ende todo el cuerpo anda mal. Ya hemos hablado  aquí.


El nombramiento de Guillermo Ortiz como Obispo auxiliar de la Ciudad de México en el año 2000 promovido por el mismo Cardenal Rivera obedece  a un nombramiento por compromiso, de esos de los que  supieron hacer varios Obispos mexicanos, nombrando Sacerdotes  como Obispos, pero pastores sin olor a oveja.

Muchos miembros del clero y de la Iglesia particular no solo de Cuautitlán sino del DF  han cuestionado este nombramiento, y van mas lejos, se preguntan si en realidad tiene vocación al Sacerdocio este Obispo.

El caso es que el clero de Cuautitlán esta sufriendo bastante desde la llegada de este Obispo (llego en 2005). 

Se supone que por la enseñanza de la Iglesia el Obispo debe ser Padre y Pastor, y que sus principales colaboradores son lo Sacerdotes, quienes deben ver en el un amigo, un padre amoroso y comprensivo y un ejemplo de Pastor, en Cuautitlán la cosa es al revés, al Obispo solo le interesan los Sacerdotes que de una u otra manera produzcan  o le den dinero. Por es razón los que tienen mas aceptación por parte del Obispo son los que mas dinero le dan, dígase mediante donativos o recolección de fondos para la diócesis o el mismo Obispo quien no se cansa de pedir. Esta situación propicia que los Sacerdotes dinereros, con mas colmillo y los que llevan una doble vida, compren la parroquia donde quieren estar y puedan estar haciendo sus fechorías sin que nadie les diga  nada o les ponga un alto. Casos de estos Sacerdotes hay bastantes, y cuando llega una queja al Obispo este suele quedarse callado, no sin antes alertar al Sacerdote para que se cuide.

Aquí quienes sufren son quienes se dedican a lo que les toca, los Sacerdotes que trabajan y entregan a diario su vida por la Iglesia y la salvación de las almas y los sacerdotes ancianos, quienes en pocas palabras son un estorbo para el Obispo y un gasto innecesario para la Iglesia diocesana.

Ejemplos hay muchos, y toda la comunidad diocesana lo sabe. Y es que los sacerdotes ancianos y enfermos  son vistos por un lado  como una carga y por otro utilizados por los mismos Sacerdotes para que  hagan el trabajo pesado y evadiendo  responsabilidades.

Casos de este tipo hay muchos. Destacan por ejemplo los del Sacerdote Emilio Delgado, quien falleció el año pasado y quien había sido incomprendido por el mismo Obispo, también casos de los Sacerdotes Fidel Margarito Clemente, José Don Juan, Liberato Aguirre y Mons. Víctor Cervantes, son unos de tantos los que han sufrido con la llegada de este Obispo.

Un grupo de laicos han escrito al Papa hace un par de meses, se propusieron ser la voz de los que no escuchan, y al parecer el Papa ya conoce la situación de esta Diócesis que algo ha  hecho por merecer a este pseudo Pastor. ¡Dios nos libre de mitras huecas!

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