Dentro de un par de horas España sentirá el gozo por la visita del Papa Benedicto XVI. Quien por el lapso de unas 22 horas hará sentir el poder de convocatoria del Santo Padre, quien viaja «como testigo de Cristo Resucitado, con el deseo de llevar a todos su Palabra, en la que pueden encontrar la luz para vivir con dignidad y esperanza para construir un mundo mejor». Viaja con un equipo compuesto por unas cien personas, entre cardenales, obispos y colaboradores: línea de mando, enlaces diplomáticos, seguridad, atención medica y enlaces con la prensa, sobre todo con los 60 periodistas, que suelen viajar en la parte trasera del avión papal. Sus colaboradores más cercanos: el secretario de Estado, Cardenal Tarcisio Bertone, el secretario privado, Monseñor Georg Gaenswein, y el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi. Además de su médico personal, Patricio Polisca, el organizador de sus viajes, Alberto Gasbarri, su maestro de ceremonias, Guido Marini, o el comandante de la Gendarmería vaticana, Domenico Giani.
El mensaje será claro, lanzará un llamamiento, tranquilo pero audaz como en él suele ser habitual, a la Europa cristiana que hizo el Camino y edificó el mundo. Para que regrese a sus orígenes y recupere sus raíces cristianas.
Es vital esta visita por que muchos son los peregrinos procedentes de España y de toda Europa que recorren este camino desde tiempos medievales. El Pontífice peregrina a Santiago en un Año Santo Jacobeo 2010 que se celebra en un escenario de crisis económica, ética y moral» y en una España en la que «se difumina la fe y se va desvaneciendo la herencia cristiana», según dijo el arzobispo de la ciudad compostelana, Julian Barrio.
«Se trata de un itinerario que partiendo de la fe, pasa por el relativismo para desembocar lastimosamente en el nihilismo. Se están perdiendo las referencias teológicas, siendo el laicismo duro el que impregna el pensamiento y el sentimiento en nuestros días», afirmó Barrio, que subrayó que España no es «inmune» a esos contagios. Todo ello –subrayó– afecta a las raíces cristianas de España, en la misma línea que ese nihilismo se va imponiendo en Europa, de ahí, señaló, la importancia de la visita de Benedicto XVI.
La Iglesia española espera que la peregrinación de Benedicto XVI sirva para una revitalización religiosa y social y para que resurja «un horizonte ético moral que repercuta en lo cultural, económico y político», según Barrio. Y es así como inicia la tan esperada peregrinación de Benedicto XVI al camino de Santiago, donde Pedro abrazara a Santiago.
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