La noticia se divulgó en todos los círculos católicos de Brasil. La mayoría no lo podría creer. Y es que entre los nombramientos de colaboradores que el Papa Benedicto XVI hizo la semana pasada para algunos organismos del Vaticano hay uno que ha dejado a más de algún católico brasileño inquieto.
Se trata del medico y científico Miguel Angelo Laporta Nicolelis, quien nació en Sao Paolo el 7 de marzo de 1961. Es considerado uno de los 20 científicos más importantes del mundo, según la revista Scientific American, revista de divulgación científica fundada en 1845. Desde hace unos años encabeza un importante grupo de investigadores en el área de Neurología, de la prestigiosa universidad de Duke, ubicada en Carolina del Norte, en Estados Unidos. En dicha investigación estudian los enfoques para integrar el cerebro humano con las maquinas modernas, aplicado en el desarrollo de prótesis para la rehabilitación de pacientes, sobre todo con los que sufren parálisis corporal.
El Papa lo ha nombrado miembro honorario de la Academia Pontificia de las ciencias el pasado 5 de enero. Y en Brasil muchos no están de acuerdo con esta decisión, lejos de cuestionar al Papa de su nombramiento, el disgusto se da porque es un abierto promotor a los matrimonios gays y al aborto. Situaciones que incomoda a muchos conservadores, pero que tiene a varios liberales brasileños felices con esta decisión.
En la campaña presidencial del año pasado en Brasil, el Dr. Nicolelis respaldó al candidato ganador, la actual presidente, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, lo que por sí solo no lo descalifica para ocupar una posición en una venerable institución de la Iglesia. Sin embargo, en su carta de apoyo incondicional para la candidato, el doctor Nicolelis incluyó las siguientes asombrosas palabras, para referirse a la crítica a la campaña que supuestamente estaba siendo llevada a cabo por el oponente de la Sra. Rousseff:
"Volviendo a la estrategia estadounidense de ganar las elecciones, en una segunda fase, en caso de que el oponente sobreviva a la primera ronda, se recurre a otra arma infalible: la evidente falta de valores cristianos de la oponente, que se manifiesta en la aceptación explícita del aborto, el libertinaje sexual y la falta de valores morales, siempre vinculados con el fantasma que persigue a la tradición, la familia y la propiedad de la derecha histérica, representada por el difamado, como lo es la aprobación legítima de la unión civil de parejas homosexuales. En relación con este aplanadora implacable, todo está dirigido hacia la victoria, cueste lo que cueste, poco importa al George Bush brasileño, que miles de mujeres humildes y abandonadas mueran cada año, en los hospitales y las salas de emergencia de Brasil, víctimas de las infecciones causadas por horrendos abortos clandestinos.
"George Bush, tanto el original como la versión genérica de los trópicos, probablemente conoce a varias mujeres de su clase que, debido a las circunstancias y vicisitudes de la vida, fueron forzadas a abortar en clínicas bien equipadas, llevado a cabo por personal altamente especializado, profesionales, muy bien pagados por este procedimiento. Ninguno de los dos George Bush, sin embargo, ha estado alguna vez de guardia en la sala de urgencias del Hospital de las Clínicas de Sao Paulo y fue testigo, con sus propios ojos de las lágrimas, la muerte de un adolescente, víctima de septicemia generalizada, causada por un aborto ilegal, cometido por alguno carnicero haciéndose pasar por un médico y salvador.
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