10 RAZONES PARA NO CREER EN LA LEGIÓN DE CRISTO

Es un artículo que constituye una espléndida radiografía de lo que pasa hoy en la Legión de Cristo, un legionario anónimo describe la sinrazón, el inmovilismo y en definitiva el “macielismo” que siguen implantados  como un pegoste en la cúpula de la Congregación. El desaliento en las bases es creciente y continúa el goteo de deserciones. Entre ellos Alfonso e Ignacio Oriol han pedido un periodo de reflexión fuera de comunidad, pero la Legión les ha obligado a retirarse de los apostolados, echándolos de hecho antes de que ellos decidan marcharse.



Estas son algunas de las razones por las cuales preveo que la Legión no cumplirá su misión según el querer de Dios, y por tanto corre el riesgo de tener un desenlace fatal:

1.- Los superiores mayores han carecido de pensamiento propio y de firme voluntad para tomar decisiones después del último Capítulo General (2005) y ahora, después de toda la vorágine en la que se ven envueltos, se refugian en decir que al Delegado Pontificio compete tomar las decisiones importantes, desvinculándose así de cualquier responsabilidad. Los pocos cambios que se han producido en este último período han sido motivados por la presión constante de los medios de comunicación, el seguimiento de la Santa Sede y los incontables legionarios y miembros del Regnum Christi que se han dado cuenta de todo el engaño y siguen pidiendo claridad y transparencia. 
2.- Las disposiciones y decisiones de la Santa Sede se siguen viendo como arbitrarias, precipitadas, superficiales y por tanto con valor relativo y como objeto de interpretación. Eso es prueba de esa defensa férrea que ha reinado durante años gracias a la influencia tan dañina y contaminada de su fundador: es una verdadera actitud de hermetismo que la ha caracterizado por décadas. Parece que el Comunicado del 1 de mayo de 2010 y que emitió las conclusiones -con una valoración ampliamente convergente y un juicio compartido de los visitadores- después de una larga visita apostólica, ha quedado en el olvido, pues ya no se comenta ni siquiera entre los legionarios de Cristo. Me consta que los directores mayores y superiores pretenden que el tiempo sea el verdugo de dicho comunicado porque es imposible pedirle al Vaticano que se desdiga de un comunicado oficial.
Por otra parte, utilizan un lenguaje ambiguo para justificar sus intereses: “la Santa Sede no nos mandó un comisario, sino un Delegado”, “la carta del Delegado (19 de octubre 2010) concreta las conclusiones del comunicado del 1 de mayo”, “el Delegado nos mandará la guía para un discernimiento comunitario” (que por cierto aún no ha llegado…), “el trabajo del Delegado se está desarrollando a partir del nombramiento del Papa, no del comunicado del 1 de mayo”, “el Delegado goza de la asistencia divina pero no de la infalibilidad” y comentarios similares.
3.- Sigue reinando esa “cultura de control” que evita que sus miembros se expresen con libertad de espíritu y confianza serena. Quienes en este tiempo han tenido la valentía de expresar su juicio crítico se han topado con una pared de acero que los ha hecho sentirse impotentes, alborotadores o infieles. Por su parte, los superiores no se cansan de pedir una conversión del corazón con el fin de ser protagonistas del proceso de cambio con la cantaleta de “ser fieles cofundadores porque Legión está en nuestras manos y porque la Legión nos necesita ahora más que nunca”… Pero los súbditos piden claridad y transparencia, por no hablar de los eficaces, pero nefastos filtros de internet y el respeto del fuero interno.
Hasta la fecha les ponen listas de confesores ordinarios y extraordinarios, obligándoles a confesarse con sacerdotes fieles al sistema, dejando de lado a muchos que no son elegidos -sin saber por qué- y que por reparo de conciencia se ven obligados a declinar la petición de confesión a quienes se lo piden. Además en algunas partes ya les han pedido a los legioanarios que hagan saber a sus superiores los nombres de los sacerdotes a quienes acuden para dirección espiritual.
4.- Los legionarios y miembros del Regnum Christi aún no han tenido una versión “oficial” de lo que sucedió con su fundador ni su consejo o equipo de trabajo, por evitar decir cómplices o encubridores, o simplemente colaboradores indirectos de actos inmorales, pues quizá con estos epítetos se podría emitir algún juicio temerario. La única y última versión que tienen es que su fundador tuvo comportamientos que no fueron dignos de un sacerdote católico y tenía un desequilibrio en su sexualidad y pretenden dejarlo ahora como un “criminal solitario”.
En su comunicado del 25 de marzo de 2010 los directores mayores se comprometieron entre otras muchas cosas a “hacer la verdad en nuestra historia”, pero después de casi un año, no se han tomado la molestia de formar una comisión que investigue quién sabía de las fechorías de Marcial Maciel, qué sacerdotes de la Congregación han sido víctimas de sus abusos sexuales y quienes se encargaron de ocultar por años esos comportamientos tan diabólicos por estar “dando la vida por un santo” y “contribuir para un bien mayor en la Iglesia”.
Esto obviamente sigue creando una continua desconfianza incluso para dormir en paz cuando se vive en el mismo centro donde están presentes los primeros cofundadores. Y lo que es peor, hay dos de los que en su esplendor hegemónico eclesial y fama dominante mundial fueron los omnipresentes secretarios de Maciel y que en la actualidad siguen -como si nada hubiera pasado- coordinando secciones del Regnum fungiendo como directores de jóvenes, señores, señoras, participando en masivas concelebraciones y confesando de modo ordinario a los legionarios en sus ejercicios espirituales.
5.- Aunque ha habido cierta flexibilidad en algunas reglas, normas y permisos, sin embargo no deja de haber ese aferramiento acérrimo y a veces fanático a los criterios y reglas so pretexto de cumplir la consigna del Delegado quien ha pedido “fidelidad a las Constituciones”. Algunos lo han llamado una “protocolitis aguda” o una “hipertrofía normativa” donde la regla, el programa, el fin y los métodos están por encima del individuo y se comportan como héroes de un imperativo categórico kantiano que raya en un comportamiento ridículo, mecánico e infantil. Esto sin mencionar la “cultura del privilegio” que reina todavía pues el trato y la caridad ya no se vive como antes, y las normas no las cumplen todos de igual modo: el apellido, la nobleza de familia o la alcurnia tienen más peso que los criterios y las normas.
6.- La soberbia institucional sigue siendo la norma de vida: hablan con no poco orgullo del don tan especial de ser legionarios en este “tiempo de prueba”, se vanaglorian de crecimiento a pesar de esta “purificación”, de los cuantiosos ingresos vocacionales contra todo pronóstico, de la ordenación más numerosa después de muchos años, de ser fieles a la consigna de Pío XII de formar líderes de Latinoamérica, se mofan de seguir contando con la gente de más prestigio y liderazgo en las filas del Movimiento. Pero no se dan cuenta de la decepción tan grande que han producido en cientos de personas que no quieren saber nada de sus apostolados, de sus actividades económicas ni de sus obras de beneficio altruista, y muchas veces ni de la Iglesia, ni de la fe católica.
7.- Siguen “canonizando” a Marcial Maciel de forma sutil y pretenden que con los criterios presentados por Álvaro Corucera y aprobados por el Delegado la devoción siga vigente con fruición. En la Legión todo ha girado en torno a Maciel y no se dan cuenta de que ése es su principal punto de debilidad. Pretendieron callar oficialmente a los legionarios que les incomodaba tener fotos del fundador, leer sus escritos y recordarlo en sus numerosos aniversarios: es realmente increíble y al mismo tiempo ridículo que el día de su muerte sea un día dedicado a la oración y no a la penitencia.
¿Desde cuándo se dedica un día a una persona que la misma Iglesia y el Papa han definido como “falso profeta”, “hombre sin escrúpulos” y “carente de sentido religioso”, un hombre que se burló durante toda su vida de la Iglesia, del Papa, de los Obispos, de los Sacramentos, de los católicos, de los gobiernos y leyes federales, de la niñez y hasta de la dignidad humana, quedando exento de juicio civil o eclesiástico alguno? 
8.- Hemos repetido que el principal agente del problema interno de la Legión es la desconfianza entre superiores y súbditos. Parece que se esfuerzan en seguir destruyendo el puente que antes los unía: lo prueban las últimas decisiones tomadas para crear la comisión para la revisión de las constituciones, donde de repente aparecen flamantes representantes de la imprudencia, la cerrazón, la ceguera ante la verdad y el sentido común, personas fieles al sistema legionario entre quienes encontramos a autonombrados portavoces y paladines con aparente éxito apostólico.
9.- En la Legión se carece de un verdadero discernimiento personal y comunitario. Están acostumbrados a recibir todo desde arriba y han prodigado a los superiores una “quasi-idolatría” viendo en sus indicaciones la voz de Dios o la manifestación de su divina voluntad. El acompañamiento vocacional que hacen sus miembros está basado muchas veces en el apantallamiento o en la promesa de ser los sacerdotes más preparados y capaces de transformar la sociedad, es decir, los “héroes de la Iglesia”; otras veces este acompañamiento se basa en el temor a la condenación eterna si no se responde con generosidad a su llamado.
En los ejercicios espirituales que hacen cada año no dejan de persuadirles que su vocación está íntimamente ligada a la Legión, que la Legión es su razón de ser y que por tanto su pensar, su querer y su actuar deben estar conformados, o lo que es peor, supeditados al estilo legionario: los ejercicios espirituales son un patrimonio de la Iglesia inspirado por San Ignacio de Loyola, pero en los ejercicios dados por los Legionarios de Cristo no hay cita alguna sobre el método ignaciano; son la mayor de las veces “ejercicios legionarios” y poco espirituales.
Además, creo que sería interesante indagar cuántas comunidades han seguido la consigna dada por el Delegado en su comunicado de tener un discernimiento comunitario (“quisiera invitar a la reflexión. De la valoración y contribuciones de todos estamos llamados a un discernimiento que nos lleve al camino del cambio… Es una tarea que corresponde a todos… Es evidente que tal misión corresponde a los superiores, que están llamados a organizar, estimular, suscitar y comprometer a todos activa y ordenadamente en esta renovación”) Allí se puede ver quiénes han optado por callar cómodamente, quiénes prefieren no escuchar y quieren seguir siendo títeres o robots que solo siguen órdenes y quiénes tienen una verdadera voluntad de cambio.
10.- El factor tiempo. Hace tiempo afirmé que estaba inminente un éxodo en la Legión. De hecho estamos asistiendo al mismo. Muchos sacerdotes, consagrados, consagradas, religiosos en diversos períodos de formación y en apostolado han tomado la decisión de abandonarla. Otros se han tomado un tiempo “extra domum” para reflexionar, y muchos más siguen esperando, no sin cierto desánimo, pasos concretos de cambio. 
Pensemos que la mayoría de los nuevos sacerdotes ordenados en diciembre pasado en la ciudad eterna han pasado los tres últimos años en un centro de formación donde les han revisado la correspondencia, recortado los periódicos, controlado las fuentes de información e interpretado lo que el Vaticano y el Papa “han querido decir” con los diversos comunicados y disposiciones. ¿Estos nuevos presbíteros serán conscientes de lo que está pasando? ¿Conocen realmente su historia y lo que significa estar en la Legión hoy en día? Podemos decir que han vivido en una burbuja y cuando se den cuenta de la realidad, quizá decidan cambiar la brújula de sus vidas o pedir su dispensa sacerdotal, lo que hasta la fecha sigue sucediendo, no sin desconcierto, escándalo y detrimento de la fe de los católicos.

Cfr. Todo maciel

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