MAS TRIBULACIONES PARA LOS LEGIONARIOS DE CRISTO


El alejamiento del padre Luis Garza Medina de la cúpula de los Legionarios de Cristo es el giro que puede cambiar el futuro de esta atribulada congregación. La noticia llegó al improviso a mediados de julio con una carta del director general de la Legión, Álvaro Corcuera. Desde el 1º de agosto Garza no será más el vicario general. Se mudará a Nueva York como director territorial de los Estados Unidos y Canadá: un territorio que para él no es amigable.

Uno de aquellos en los que la Legión está más desarmada, ya abandonada por sus mejores hombres, los padres Richard Gill, Thomas Verg, Jonathan Morris y otros, que han pasado al servicio de las diócesis, y donde también los que se han quedado ven la llegada del nuevo director más como un inmerecido castigo que como un apoyo.

A Garza le queda el cuidado de las consagradas asociadas la movimiento colateral Regnum Christi, pero sólo de manera provisoria, hasta cuando la visita apostólica que ha investigado a dicho movimiento - y que ha terminado hace poco - sea traducida por las autoridades vaticanas en decisiones operativas.

Pero tampoco Corcuera puede cantar victoria. Con Garza fuera, ya ninguno del viejo grupo de mando de la Legión está seguro. El haberse solidarizado hasta el último con el indigno fundador Marcial Maciel Degollado - aunque sea en formas variadas y con diferentes ambiciones - y el haberse puesto siempre a su mando los hace inevitablemente inadecuados para guiar el reinicio de la Legión sobre bases radicalmente nuevas.

El cardenal Velasio De Paolis, delegado del Papa para supervisar la transición, ha dado prueba de una extrema cautela, antes de tomar la decisión del 15 de julio.

Por un año ha procedido con el paso de tortuga típico de la curia romana, del que es un perfecto ejemplo, de los modos a la antigua. Su proceder era tan lento que a cierto punto hasta los más pacientes comenzaron a desilusionarse.

Mientras que al contrario los jefes de la nomenklatura, Garza, Corcuera y su grupo, comenzaron a tomar una seguridad creciente.

A Corcuera le resultaba cómoda la amistad, bien cultivada por él, con el penúltimo secretario personal de Joseph Ratzinger, el arzobispo alemán Josef Clemens, número dos del pontificio consejo para los laicos. De esta relación Corcuera sacaba la ilusión de que el Papa estuviera de su parte.

A Garza le pareció un gran éxito el tapete rojo que la autoridad vaticana le extendió cuando le confiaron la promoción y el discurso conclusivo de un pomposo "Executive Summit for the Business World", tenido en el Vaticano del 16 al 18 de junio con la presencia del secretario de estado Tarcisio Bertone y de otros cardenales.

En efecto, poco después, en una entrevista del 27 de junio a la Catholic News Agency, Garza dijo estar seguro de seguir en el cargo como vicario de la Legión al menos hasta el futuro capítulo general, el que decidirá los nuevos estatutos, previsto entre el 2013 y el 2015.

Pero más delusorio todavía, para quien se esperaba del cardenal De Paolis decisiones más netas y rápidas, ha sido el discurso que dio a puertas cerradas el 2 de julio en el cuartel general de los Legionarios.

Al hacer un balance de su primer año como comisario de la Legión, De Paolis ha dirigido sus críticas más severas contra algunos opositores internos, los llamados "disidentes", acusado de sembrar desobediencia a los superiores y desconfianza y discordia entre los hermanos.
En realidad estos "disidentes" son pocos en número y tienen modesto seguimiento mantenido vía e-mail. Algunos enseñan en las facultades de bioética y filosofía del ateneo "Regina Apostolorum". Los más en vitrina son los profesores Víctor Pajares, español, decano de bioética, Cristián Borgoños Barros, chileno, y Alfonso Aguilar, español.

Otro círculo de opositores implícitamente puesto bajo acusación por el cardenal De Paolis es el que hace referencia, en España, a la muy adinerada familia Oriol Muñoz. Son cuatro hermanos, Santiago, Ignacio, Alfonso y Juan Pedro, todos sacerdotes y todos retirados de la Legión, uno después del otro, en los últimos meses. Una hermana de ellos, Malen, todavía es asistente del director general Corcuera para las mujeres consagradas.

En torno a los hermanos Oriol se han conglomerado unos sesenta Legionarios y ex Legionarios, con epicentro en Córdoba. Pero según lo que dicen y escriben, parecen dar vida más que a una Legión renovada a un enésimo grupo de devotos de la Virgen de Medjugorje.
Atacando a los "disidentes" poco antes de sacar a Garza de la cabina de comando, el cardenal De Paolis ha realizado un movimiento astuto. El mensaje que ha salido de ello es que el alejamiento de Garza ha sido una decisión autónoma suya y de las autoridades vaticanas, no el ceder a una confusa presión de la base.

Otro punto sobre el cual De Paolis hace entender que quiere decidir autónomamente es la verificación de la verdad sobre los cómplices de Maciel, es decir sobre quién sabía de sus graves delitos, cuando estaba con vida, y lo cubría.

El pasado marzo, en una entrevista a Valentina Alazraki para la televisión mexicana Televisa, el cardenal ha dicho que no quiere una cacería de brujas, pero que está listo para abrir una investigación toda vez que lo considerase oportuno, ya que "algunos ciertamente sabían, y no sólo entre los superiores".

Garza, que está entre los principales sospechosos, ha entendido la antífona y ha predispuesto su defensa en una entrevista del 20 de julio pasado en el "National Catholic Register".

En la entrevista ha admitido - por primera vez - haber sabido que Maciel tenía una amante y una hija, gracias a investigaciones hechas por él, ya en setiembre del 2006, es decir un año y medio antes que la cosa se hiciera de dominio público.

Pero ha especificado el haber tenido siempre con el fundador relaciones exclusivamente de trabajo. Ha dicho que se reunía con él una vez cada dos semanas por motivos de trabajo. "No he tenido nunca ni siquiera su número de celular. Él no ha permitido jamás que yo entrase en su vida privada. A sus colaboradores más cercanos les decía: 'No digan a nadie nada de lo que hacen conmigo'".

Garza reconoce que el cardenal De Paolis es un jurista y canonista de valor. Pero precisamente por esto, agrega, "tendrá necesidad de una acusación creíble antes de abrir una investigación".

Porque ¿a quién se le podría ocurrir dudar del fundador? "Después de años y años de que todo le brindaban gestos de profundo respeto y que la Santa Sede lo loaba - responde Garza - a nosotros nos parecía que estaba bien".

Por: Sandro Magister, Expresso

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