El rector del Seminario de Tijuana y su enfermedad por el poder

Tiene 49 años, egresado de Medicina de la Universidad autónoma de Guadalajara  y originario de un pueblito de Sonora, llego a la diócesis de Tijuana para ser Sacerdote en tiempos de que la diócesis aceptaba a todo aquel aventurero que quisiera dar la vida por Cristo o incluso a  muchos  que eran corridos de otros Seminarios o diócesis y ahí podían  vivir  y formarse Sacerdotes. Con el tiempo se fue formando, siendo vocación tardía, en el Seminario que hoy dirige, supo colarse por las rendijas del poder y ganarse la confianza de sus superiores a tal grado que ellos confiaron  en que era buen candidato para estudiar en Roma, por lo que le enviaron estudiar a la Universidad Gregoriana de Roma la carrera de Moral a nivel de doctorado. Su manera de ser le hace tener un interés por sobresalir en cada uno de los aspectos donde se desenvuelve

Quienes lo conocen  afirman que tiene la habilidad para saber convencer y persuadir a sus superiores. El arzobispo Romo lo eligió como Rector del Seminario, con el paso de los años el poder que este rector ha  acumulado es impresionante, todo a sombra del propio arzobispo quien ahora se encuentra enfermo. Manipular y manejar información son uno de sus deportes favoritos, se distingue por ser controlador y calculador. Estas habilidades se le alimentaron en el momento de que  fue nombrado espiritual de muchos que hoy son Sacerdotes en aquella diócesis del norte de México lo cual le dio más poder al ser nombrado rector.

Su filosofía se podría resumir en quien se la hace se la paga, pero siempre se cobra las cosas de una manera sutil. Es capaz de usar cualquier medio para sacar a su adversario de la jugada. En su carácter es un poco inestable y muchos de los alumnos de esa institución se sacan de onda por sus constantes arranques, a lo que muchos llaman berrinches. Es capaz de acabar con cualquier obstáculo o contrincante que se le interponga a sus intereses, incluso usando métodos poco convencionales  y anti católicos, el esta a la defensiva y es capaz de quemar incluso con sus superiores a sus mismos hermanos Sacerdotes. Para ello hecha mano de  la presencia de los mismos Seminaristas  en las distintas parroquias de la diócesis y ha formado lo que el dice “una red” de información  misma que utiliza para su beneficio.

Le gusta trabajar de manera ambiciosa por lo que tiene una pasión por el poder. Esto le ha traído una serie de problemas y enemigos  no solo en su diócesis sino fuera de ella, a tal grado que la misma Nunciatura ya tiene registrado un reporte de su manera de actuar y un informe que tarde o temprano tomara cartas en el asunto.

En Tijuana se sentía protegido por el poderoso monseñor de la Cerda quien  era quien mandaba en la diócesis en tiempos de Emilio Berlie y  a principios del episcopado de Rafael Romo. Al parecer ahora la relación entre este y Ortiz esta deteriorada por lo que el segundo se afianzo del Arzobispo Romo influyendo incluso en los nombramientos de los Sacerdotes. Sus nexos en la Curia Diocesana le dan un plus, ya que tiene en su poder el conocimiento  de  ciertos pecadillos  de los que están al frente de las distintas  oficinas de la misma.

Ha tenido altercados los Obispos de la región al grado que ha llegado a amenazar  y querer imponerse entre ellos los  ordinarios de La Paz y de Ensenada, quienes tenían formando a todos sus seminaristas en  Tijuana y gracias a su autoritarismo,  sus mentiras y sus enredos  retiraron a los estudiantes de ahí.

Los alumnos como es de esperarse por miedo no hablan y es que el tema sexual  siempre esta presente en sus platicas y en sus clases. Muchos de sus alumnos se han quejado de que su manera de evaluar en los exámenes es muy impersonal y con falta de caridad, ya que hace ver a los alumnos como seres inferiores, donde el superior es el.

En el Seminario que dirige se ordena quien es afín a el, o mas bien quien puede dejarse manipular o quien tiene ciertas características que a Ortiz le gustan, le favorecen o le sirven, mientras los que  no tienen esas cualidades son corridos  de su Seminario.

El sueño para el “medico”, como se le conoce en el presbiterio, es llegar a ser Obispo. Pero parece que su sueño se esta truncado gracias a su exceso y ansia de poder, misma que  para muchos no ha sabido controlar. La razón de  este sueño truncado  aparte de su actitud prepotente con los Obispos se debe a varios  casos delicados que ya están siendo investigados por la misma Nunciatura a petición de seminaristas, sacerdotes y Obispos.