MANO DURA A LOS OBISPOS IRRESPONSABLES

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Cuando los obispos se meten en problemas -ya sea por cuestiones morales o administrativas- el Vaticano suele presionarlos para que renuncien, pero el Papa está cada vez más dispuesto a retirar obispos que se niegan a renunciar. En el último año ya había quitado a tres más. 

En el caso más notable, Benedicto XVI destituyó al obispo William Morris de Toowoomba, de Australia, luego de que pidió a la Iglesia que analizara la posibilidad de ordenar a mujeres y a hombres casados. También retiró de su puesto a un obispo congolés por problemas administrativos en su diócesis y a uno italiano, en mayo pasado, por razones similares.
O el caso que informo el  Vaticano donde Benedicto XVI había "relevado de su obligación pastoral" al obispo Bezak de Trnava, de Eslovaquia. No se ofrecieron razones al respecto, pero los reportes noticiosos italianos dijeron que los problemas en la diócesis eran administrativos. 

 Los obispos normalmente entregan su renuncia cuando cumplen 75 años, la edad de su retiro. El ejercicio de esta capacidad de despedir a un obispo tiene consecuencias importantes, en especial en lo que se refiere a obispos que manejan mal los casos de sacerdotes que cometen abusos sexuales. 

Ante las demandas en Estados Unidos que buscan que el papa Benedicto XVI sea considerado como el último responsable de los sacerdotes pederastas, el Vaticano ha argumentado que los obispos son en gran medida quienes controlan sus diócesis y que el pontífice realmente no está enterado. 

De esa forma, la Santa Sede ha buscado limitar cualquier responsabilidad con relación a los mismos obispos, bajo el argumento de que el Santo Padre no ejerce suficiente control sobre ellos como para ser responsabilizado de su fallida respuesta ante los sacerdotes que violan niños. 

La capacidad del pontífice para despedir a obispos y no solo aceptar pasivamente sus renuncias, parecería socavar el argumento del Vaticano. Aun así, ningún obispo que se recuerde recientemente ha sido retirado a fuerzas por malos manejos en un caso de abuso.
Incluso el caso más famoso, el del cardenal Bernard Law, llegó a su fin cuando este ofreció su renuncia después de que estallara el escándalo de abusos sexuales en su arquidiócesis de Boston en 2002. Subsecuentemente fue nombrado arcipreste de Santa María la Mayor, una de las basílicas de Roma

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