FRANCISCO ¿EL PAPA DE LA RESTAURACION?




Sin duda la  elección del Arzobispo de Buenos Aires como el Pontífice 266 de la Iglesia Católica  da a entender un gran cambio en la Iglesia, un cambio que  tiene que empezar desde dentro, desde la cúpula. A raíz de los problemas  que se han venido sucediendo en la Curia Romana esto es muy significativo.

El poder, el trafico de influencias y los pecados de una Curia enraizada por mas de 20 años en el Vaticano al parecer  ya ven su final, un final de ejemplo, un final con un dirigente sencillo y humilde,  que no  se le dio de la noche a la mañana sino que ha sido parte de su vida desde hace muchos años.

Jorge Mario Bergoglio hoy Francisco I sabe muy bien la corrupción que la Iglesia enfrenta desde su interior. Esto lo hizo ver al elegir el nombre, un nombre tan significativo, tan importante y tan querido en Italia y en el mundo Católico, después de Jesús, José y Juan Pablo. Quizá es el Jesuita mas franciscano, no por sus acciones sino por su testimonio  de sencillez.

Con el nombre de Francisco quiere invitar a esa urgente restauración que la Iglesia necesita, esa renovación que por angas o mangas se ha venido dando a cuenta gotas. Tal cual   como ese “Francisco, restaura mi Iglesia”. Una restauración que en su primera misa como Papa en la capilla sixtina ha hecho hincapié en tres verbos: caminar, edificar y confesar: “tener el coraje de caminar con el Señor”, “ser piedras vivas para edificar a la Esposa de Cristo, su pieza angular” y “cuando confesamos a un Cristo sin cruz no somos discipulos del Señor, sino mundanos del diablo”.

No la tiene fácil. Tendrá que  toparse con los hombres de poder que tiene la Curia, una curia italianizada con la que Ratzinger no pudo, o que intentó  y no pudo, o que tan solo  hizo lo que tuvo que hacer.

En Argentina ha sido criticado por sus detractores, pero sabe que el testimonio dice mas que mil palabras, y es por eso que tiene gestos de caridad  para los mas débiles, ha visitado enfermos de SIDA, hablado con drogadictos, ha sabido dar palabras de consuelo a la humanidad doliente de su diócesis.

Es quizá un Papa de transición, pero de una transición de cambios tan anhelados, ya que padece de algunos problemas respiratorios, a tal grado que solo tiene un pulmón, ya que el otro lo perdió debido a una infección. Su fortaleza  espiritual y su testimonio  son lo que le ayudará a restaurar la iglesia.

Wojtyla fue el Papa de la esperanza, Ratzinger el Papa de la Fe, este será el Papa de la Caridad, una caridad que tanto falta.

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