CHILE: EL CASO DEL CURA ABUSADOR PROTEGIDO POR OBISPOS

El Acusado

El caso del Maciel Chileno, el Cura Fernando Karadima, acusado de abuso sexual por laicos y Sacerdotes pero defendido por Obispos. Parece que llega a su fin, con un fallo  a favor de las víctimas. Con la experiencia en los últimos años parece que la Iglesia no quiere meterse en problemas, pero que pasa con los encubridores y defensores, entre ellos Sacerdotes, algunos Obispos y el mismo Arzobispo Cardenal emerito de Santiago de Chile.


Existe un vergonzoso caso de un Sacerdote abusador en Chile. Se trata del Sacerdote Fernando Salvador Miguel Karadima Fariña, quien nació en 1930 en Santiago de Chile. El caso alcanzo popular en ese país en 2010, cuando se revelaron una serie de denuncias de abuso sexual donde este cura chileno estaba involucrado. Se inicio un proceso civil el cual después de apelaciones del acusado fue cerrado, pero el Vaticano investigo y encontró irregularidades. Este Cura que se decía influyente y supuesto discípulo de un santo (san Alberto Hurtado). Su relación con el Padre Hurtado fue superficial, años mas tarde su hermano de sangre desmintó dicha relación con el Padre Hurtado y dijo que solo fue circunstancial.
El Cardenal defensor

Despues de varias apelaciones a la justicia Vaticana, el Sacerdote Fernando Karadima fue declarado culpable de abusos sexuales contra menores con violencia y abuso de potestad eclesiástica, y fue acusado de cargos de pedofilia y efebofilia. El pasado 18 de febrero de 2013 el Arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati dio a conocer la resolución de la Santa Sede donde lo declara culpable.

Su último cargo fue como Párroco de el Bosque, conocido de Sacerdotes y Obispos el Cura Karadima se sentía intocable y por eso recurrió a sus amistades para que enviaran cartas al Vaticano para convencerlo de que era inocente.

Dentro de estas cartas destacan las del Obispo Tomislav Koljatic, Obispo de Linares en Chile y la del Obispo Horacio Valenzuela, Obispo de Talca quienes afirmaron que Karadima era inocente, además de atribuir estas acusaciones a un complot de la Masoneria y de la izquierda chilena.

Estos Obispos apelaron a la relación que tenían con el Cardenal Angelo Sodano, quien fue nuncio en Chile y solicitaron una carta del Cardenal Sodano para que lo exhimier de la acusación, pero este no pudo hacer nada.
El Obispo Valenzuela, su defensor y amigo

En estos días el cura Fernando Karadima deberá volver a enfrentar un interrogatorio judicial debido a la demanda que mantienen sus acusadores James Hamilton, José Andrés Murillo y Juan Carlos Cruz. En ella se sostiene que la Iglesia Católica chilena es responsable por no haber investigado las denuncias contra el sacerdote que oportunamente se le hicieron llegar a sus autoridades. Más aún, los denunciantes acusan que los obispos formados por Karadima (Andrés Arteaga, Tomislav Koljatic, Horacio Valenzuela y Juan Barros) quienes supieron por años de los abusos sexuales y sicológicos que cometía su mentor y los encubrieron. Y que el entonces arzobispo de Santiago Francisco Javier Errázuriz actuó indolentemente ante las denuncias y testimonios que recibió.

En una veintena de cartas enviadas al Arzobispado de Santiago y al Vaticano, se describe a Karadima como un hombre recto y bondadoso; “un hombre que ha centrado su vida en la Eucaristía, celebrada y adorada, con fervor”, según escribió el sacerdote Juan Ignacio Ovalle Barros. Un hombre que “atrae hacia las cosas de Dios”, según afirmó el sacerdote Francisco Javier Manterola Covarrubias.

Estos testimonios tenían un objetivo claro: anular las acusaciones de las víctimas, que se han demostrado verdaderas tanto en el juicio eclesiástico como civil; y que había recopilado el procurador eclesiástico Fermín Donoso en su demoledor informe de junio de 2010.
El Obispo Koljatic, pupilo y defensor

La investigación del Padre Donoso, que tampoco se conocía hasta ahora, incluye además de los relatos ya conocidos de laicos y sacerdotes, dos testimonios que no habían visto la luz: el de un hombre que accedió a tener sexo con Karadima hace 30 años; y el de un sacerdote que acusa a Karadima de haberlo abusado sexualmente desde los 16 años.

Respecto del primer caso, el sacerdote Donoso escribe: “Una persona casada relata un incidente ocurrido hace 30 años en que el padre Karadima le propuso una relación homosexual. Muchas veces se ha preguntado cómo pudo aceptar lo anterior. Sin negar su propia responsabilidad, dice que el padre era muy carismático y tenía una gran autoridad sobre sus fieles”.

Respecto del sacerdote abusado por Karadima, Donoso puntualiza que el testimonio fue recibido por el Cardenal Errázuriz. “Un sacerdote ante el cardenal arzobispo afirmó haber sido abusado con tocaciones, besos con lengua desde los 16 años y por ocho años. Estos actos ocurrían incluso en actos de confesión. Además, el padre Karadima le impuso restricciones en su ministerio, sobre todo vocacional, pero también parroquial, y lo indispuso con otros sacerdotes de El Bosque”. 

Tras dar cuenta de varios testimonios de laicos y sacerdotes que confirman las tocaciones que prodigaba Karadima a los jóvenes y el control sicológico que ejercía sobre sus seguidores, Fermín Donoso ratifica lo que ya en 2006 había constatado el sacerdote Eliseo Escudero: las acusaciones de James Hamilton, Juan Carlos Cruz y José Andrés Murillo son consistentes y creíbles. Hay que recordar que la investigación de Escudero fue suspendida por el cardenal Errázuriz.

El presbítero Donoso concluyó también que Karadima cometió abuso sexual contra dos menores: Fernando Batlle y el sacerdote cuyo nombre no se menciona. Y recomendó al cardenal Errázuriz impedir que Karadima “ejerza dirección espiritual o pastoral con menores ni con seminaristas o sacerdotes”. Francisco Javier Errázuriz, sin embargo, no hizo nada por aislarlo del círculo en el que ya, sin espacio para dudas, Karadima causaba un daño terrible. Más aún, la clara prevención del informe contrasta con la respetuosa carta que le envió el arzobispo de Santiago al mismo Karadima, comunicándole que, a raíz de lo descubierto por el sacerdote Fermín Donoso, había enviado la investigación al Vaticano.

En la misiva el cardenal Errázuriz parece especialmente preocupado de dejarle en claro a Karadima que todo lo que está haciendo lo hace porque se ve obligado. El trato –deferente y respetuoso- es especialmente cuestionable tomando en cuenta la acumulación de pruebas que acusan a Karadima de abusos y también que Errázuriz nunca recibió a los denunciantes ni les informó de los pasos que la justicia eclesiástica estaba siguiendo.

En su carta el cardenal Errázuriz no le impone su autoridad a Karadima: “Considero prudente la medida que usted tomó de renunciar, durante este tiempo, al ejercicio público del ministerio y si usted acepta por escrito la invitación que le hago como obispo de esta arquidiócesis de no ejercer públicamente el ministerio sacerdotal mientras este juicio no concluya, puedo prescindir de mandárselo como medida cautelar”. 

Los sacerdotes que defendieron a Karadima ante el Vaticano fueron:

Jaime Tocornal, párroco de la Iglesia San Ramón (Providencia); José Miguel Fernández, párroco de Nuestra Señora de la Paz (Ñuñoa); Julio Söchting vicario en Santa María Del Sur (Pudahuel);Rodrigo Magaña, párroco de Santa Teresita de Los Andes (Puente Alto); Rodrigo Polanco, académico de la Facultad de Teología de la UC; Pablo Guzmán Anrique, vicario de San Vicente de Paul (La Florida); Antonio Fuenzalida Besa, párroco de Jesús de Nazareth (Estación Central); José Tomás Salinas Errázuriz, párroco de Inmaculada Concepción (Colina); Nicolás Achondo, párroco en San Martín de Porres (Pedro Aguirre Cerda); Jorge Merino Reed, vicario en Nuestra Señora del Carmen (Lampa); Francisco Javier Manterola, párroco en San Vicente de Paul (La Florida);Cristián Hodge Cornejo, académico de la Facultad de Teología de la UC; Francisco Herrera Maturana, párroco en Santa María Del Sur (Pudahuel); Francisco Cruz Amenábar, párroco en Santa Cruz de Mayo (La Florida); Samuel Fernández vicario en Santa Cruz de Mayo; Juan Ignacio Ovalle vicario en Jesús Carpintero (Renca); Javier Vergara Nadal, párroco en Cristo nuestro Redentor (Peñalolén); Gonzalo Guzmán Karadima, vicario de Nuestra Señora del Carmen (Quilicura);Pablo Arteaga Echeverría, vicario en San Luis Beltrán (Pudahuel). 

Mientras tanto el fallo Vaticano sostuvo: “No se puede olvidar que a favor de la inocencia del Rev. Karadima se manifestaron muchas personas, entre ellos obispos, sacerdotes y fieles laicos, sobre la base del hecho de no haber visto nunca nada de indecente en el comportamiento del imputado, manifestando también cierta perplejidad sobre los motivos últimos de los denunciantes. (…) La defensa, sin embargo, no logra disminuir la credibilidad y veracidad de las acusaciones”.

Se vuelve a repetir el caso Maciel, un Sacerdote bondadoso, carismático, con una supuesta santidad que eclipso a sus seguidores, pero que en el fondo es un abusador, un mentiroso y un oportunista, en fin un auténtico lobo con piel de oveja.