En el Pontificado anterior el Vaticano había mantenido una política de tolerancia ante el régimen de Chávez. La política Bertoniana de relaciones con los estados era de la idea de no tocar puntos sensibles que dañaran la enclenque relación entre Chávez y la Iglesia Venezolana, sobretodo para evitar una ruptura y el impulso a la creación de la Iglesia oficialista, por eso el Vaticano no había dado cabida a nada de la oposición venezolana encabezada por Enrique Carriles principal opositor del Chavismo ahora mutado al radical y loco Madurismo.
Este encuentro se dio gracias a la mediación del nuevo Secretario de Estado el Arzobispo Pietro Parolin quien conoce a Carriles desde que era Nuncio en Venezuela. En el encuentro con el Papa le pidió que intercediera para que con su autoridad moral y la de la Iglesia ayude a encontrar la reconciliación nacional tan polarizada en estos últimos meses.
Aunque Maduro también visito al Papa al inicio de su mandato se ha mantenido molesto por esta actitud de Capriles a quien acusa de utilizar la visita del Papa para iniciar una revuelta y derrocarlo con la ayuda del gobierno de Estados Unidos.