Egocéntrico, autoritario, vengativo y
ambicioso. Así se describe al flamante Arzobispo de Tlalnepantla, quien un
tiempo se sintió Arzobispo de Monterrey, luego Arzobispo de Guadalajara y en
ninguna quedo, gracias a la intensa labor silenciosa de muchos de sus pares en
el episcopado, quienes no veían con buenos ojos que se le premiara, por una
razón muy sencilla, nunca hizo nada como dirigente de los Obispos de México,
solo utilizó su cargo para conseguir contactos con el gobierno mexicano y en
Roma.
Aguiar Retes es el típico Obispo descrito por
el Papa Francisco en su alocución a los Obispos en la reunión que tuvo en Rio de Janeiro, el típico pastor de
Aeropuerto, el Obispo infiel, que solo
busca una diócesis mas importante, el Obispo influyente. Por algo lo
dijo Bergoglio y si lo dijo era por que conoce de pe a pa a sus pares
latinoamericanos y mas a los acomodaticios mexicanos.
Tlalnepantla es un cochinero, diría un viejo
Sacerdote de esa circunscripción eclesiástica mexicana. Con poco más de 300 Sacerdotes y casi 210 Parroquias es una de las iglesias
particulares que han ido creciendo en los últimos años. Erigida como diócesis en 1964, desmembrada de la Arquidiócesis de
México, y elevada al rango de
Arquidiócesis en 1989, su primer Obispo
fue don Felipe Cueto, franciscano originario de Etzatlán Jalisco y quien
duro toda su vida de Obispo en esa
diócesis. Le siguió Adolfo Suarez Rivera (uno de los promotores de Aguiar al
episcopado), luego Manuel Pérez Gil, luego Ricardo Guizar. Carlos Aguiar es el
quinto Obispo y tercer Arzobispo.
La situación
que se vive en la arquidiócesis es un tanto problemática, causada desde
luego por la actitud del Arzobispo Aguiar Robles quien cada día pierde
credibilidad entre su presbiterio.
El Arzobispo Aguiar le gusta enterarse de las
situaciones difíciles que viven otras
diócesis, incluso en lo que sucede en las diócesis vecinas, ve la paja en el
ojo ajeno pero no se da cuenta de la vigota que trae en su ojo.
El Presbiterio esta cansado de las decisiones
que ha tomado, de la manera de dirigirse
con la mayoría y es que las pretensiones del flamante Arzobispo han sido
truncadas. Siempre ha aspirado a
trabajar en la Curia y o ser Cardenal, su trabajo en la CEM dejo mucho que desear,
lo mismo que ahora se plasma en el CELAM, quien ahora con la llegada del Papa
Francisco ha visto un estancamiento en
su carrera de ascenso.
Tlalnepantla merece un mejor pastor, no un
Obispo de oficina, que en mas de una ocasión ha tomado decisiones con las
vísceras y no con la cabeza, necesita un Obispo de oración y no un Obispo de
escritorio.