La problemática no es reciente. Tiene poco más de 3 años. El
cambio de gobierno no ha ayudado a esclarecer esta gran problemática que existe en algunas
diócesis mexicanas. Los Obispos por miedo no
hablan, se quedan callados, los que hablan los cambian o los ocultan.
A estas alturas se sabe que 3 sacerdotes están desaparecidos, otro
falleció al ser torturado por sus captores, otro más se encuentra debatiendo entre la vida
y la muerte por lesiones
propinadas por sus captores. Son constantes las desapariciones, hay dos más de
quienes no se sabe nada.
En ciudad Victoria el Padre Carlos Ornelas fue secuestrado en
las inmediaciones de su Parroquia y hasta ahora no se sabe nada de el. El Padre
Guillermo Amaro murió en el hospital a
causa de los golpes. Además el Cura del
templo del Buen Pastor fue golpeado por maleantes.
La situación se torna más difícil, en un país donde el
gobierno pierde terreno ganado por el
crimen organizado y en donde los Obispos solo están de adorno, porque no
cumplen con su labor de profetas, por
miedo a perder su circulo de confort, por miedo a hablar.
Mientras tanto quienes pierden son los
Sacerdotes que buscan anunciar el Reino de Dios
en un mundo donde el crimen hace de las suyas, la mayoría de las diócesis en México tienen o tuvieron un Sacerdote
secuestrado.