El Cardenal Rouco Varela aun no asimila que ya no es el Arzobispo de
Madrid, tampoco que su tiempo de jubilación ya llego y es que 20 años no le bastaron para estar al frente de una de las arquidiócesis mas influyentes de
España.
La noticia de la renuncia del Arzobispo
de Madrid fue accidentada y precipitada, según círculos cercanos a el se creía que
la salida seria a finales de la primavera del 2015, puesto que hasta el mismo
Rouco manejaba su agenda con actividades
para ese tiempo del año. Pero una
imprudencia desato el nombramiento de Osoro como sucesor de Rouco, quien
desde luego tenía a su delfín para sucederlo, en la persona de su pupilo Fidel
Herraez, su obispo auxiliar y quien no tiene, al parecer la experiencia que el
Arzobispado de Madrid necesita. Herraez
fue promovido al episcopado por el mismo Rouco en 1996, casi diez y ocho años
de Obispo auxiliar, elevado al rango episcopal tan solo a los dos años de que
Rouco habría llegado a Madrid y nunca lo promocionó para algún otro obispado,
siendo que el mismo Arzobispo tenía el poder y la influencia, la mentalidad de
esta dupla era que Herraez fuera el
sucesor de Antonio pero no contaban con
el huracán Francisco quien vino a aguadarles la fiesta.
Y es que la arquidiócesis de
Madrid necesitaba un cambio en todo, ya era hora que después de 20 años de
gobierno autoritario de Rouco llegara un nuevo Pastor y parece que se atino en
la persona de Don Carlos Osoro, quien con su
aspecto sencillo y cercano estamos seguros que conquistara a la Iglesia
madrileña. Recordemos que Osoro ya tiene basta experiencia como Arzobispo,
puesto que ha sido de Oviedo y Valencia, sin contar su paso como Obispo de
Orense.
Pues resulta que aunque don
Carlos Osoro ya esta en Madrid con una
actitud humilde ante los desplantes de Rouco, quien afirmo que no se saldrá de
la casa Episcopal, y mas aun, sigue usando las cosas que ahora le corresponden
al nuevo arzobispo, como el auto, el chofer, las cocineras y el departamento
que le correspondería a Osoro, pero mientras tanto Osoro visita de manera improvisada el Seminario
y a los Seminaristas no se preocupa por
pequeñeces, y ha afirmado que se irá a una casa de monjas a vivir el tiempo
necesario, todo por no polemizar con el influyente Rouco, quien no le cayo nada
bien su jubilación anunciada antes de tiempo.