El actual párroco de Épila. Nombrado por el ahora Arzobispo emérito recientemente renunciado por el Papa, es un Sacerdote excéntrico que le gusta estar en el ojo del huracán, al grado que los mismo feligreses de Épila están no solo cansados, sino hartos de su mal testimonio.
Épila es un municipio de España cuna de una dinastía real (ahí nació Juan I de Castilla), que se encuentra a 3 horas de Madrid, pertenece a la comunidad autónoma de Aragon, ubicada dentro de los territorios de la provincia de Zaragoza, esta comunidad pertenece a la Arquidiocesis del mismo nombre, a quien recientemente el Vaticano ordenó la renuncia el 12 de noviembre pasado del Arzobispo Manuel Ureña Pastor, hoy ya se sabe las razones, por malversación de fondos, y no con la mentira que el mismo dijo, dizque por cuestiones de salud.
El controvertido Párroco, que viene destruyendo la fe de los fieles con su mal testimonio desde el año 2007, fecha en que el Arzobispo hoy emérito lo nombro responsable de la Cura de almas de la localidad, se llama Miguel Ángel Barco López. El municipio tiene mas de 4 mil 500 habitantes, el responsable espiritual atiende la parroquia de Santa María la Mayor edificada en el siglo XVIII y de gran valor artístico, y el Santuario de Nuestra Señora de Rodanas, famoso por la aparición de la Virgen en 1546.
Parece que la actitud del Párroco ha colmado a los lugareños, de hecho ha cobrado fama en toda la comarca, donde se habla no de lo bueno que realiza el Sacerdote, sino de todas las tonterías en las que se ha encharcado. Majadero, déspota, soberbio, prepotente, irrespetuoso con las personas ancianas y toda un sarta de adjetivos que los lugareños han bautizado al Cura.
El mal testimonio de Barco López ha molestado a mas de alguno, gustoso por llamar la atención y por sentirse con autoridad para reprimir a cualquiera, incluso llegando a la ofensa. Muchas son las personas que se han enfrentado en lugares públicos con este Sacerdote, tanto en la calle, en el templo, en la taberna del pueblo, en cualquier lugar. De hecho su actitud ha ocasionado que la gente vaya a otros lugares a Misa o de plano ya no asista. Las quejas al Arzobispado van y vienen pero nunca en los casi 8 años de su estancia han sido respondidas. El afirma que es amigo del Arzobispo y que no le pueden hacer nada.
El Cura de Épila presume de su amor a la tradición, incluso ha sido famoso en el mundo tradi por realizar celebraciones tridentinas en su parroquia, esta inquietud se ve ahora opacada por su mal testimonio.
Pero ahora con la destitución de su protector todo mundo hace fiesta, pensando, y ojalá y así fuese, sea removido por el nuevo arzobispo.
Ahora con ansia ya se espera al nuevo Arzobispo de Zaragoza, muchos lugareños oran a Dios para que sea monseñor Julian Ruíz, querido y conocido sacerdote de Zaragoza, que desde 2010 es Obispo de Huesca y muy de la linea del Papa Francisco. En fin en todos lados se cuecen habas.
P.D.
Sobra quien diga que el tanto el Arzobispo destituido y el cura de Épila son otras víctimas de la Misericordina Bergogliana, pero basta con preguntar (en el caso de Barco) a cualquier lugareño y le dirá todo lo contrario.
me viene la noticia por casualidad, no se quiejhn te ha informado, pero no sabes nada de la cuestion.el pueblo en esta cuiestion, cuando no se sabia la verdad de la verdad estaba dividida, en la actualidad, una vez que se han despejado las dudas de la cuestion, pues se esta con el anterior parroco, toda vez que el diacono, actuó por venganza mal sana aplaudida por otros uno ya fallecido, el que queria ser arzobispo de zaragoza promocionado a otra diocesis con capelo cardenalicio, y un hombre bueno, un pasto con olor a oveja pero culto como pocos defenestrado por los cuatro jinetes del apocalisis, que desde que entró don manuel hasta que se ha ido le hicieron la vida imposible, misericordia? Siento desentir Francisco no sabe lo que es esa palabra, salvo para sus palemros
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