Francisco sacude a la Curia Romana y manda un mensaje a las Curias diocesanas


Fue el lunes pasado (22 de diciembre) cuando el Papa hablo firme y directo a la Curia Romana, el dolor de cabeza de la Iglesia. Un mensaje que ha cimbrado la ya de por sí diezmada estructura de la podrida Curia, aquella que vino a sacudir el huracán Francisco.


Bergoglio conoce desde antes de ser Papa la raíz de los problemas de la Iglesia y en especial el cancer que la afecta, en la Curia. Aquellos problemas que  no se gestaron en el pontificado de Ratzinger, sino desde hace mas de 20 años.

A los días de haber asumido el Pontificado y después de  haber recibido la caja negra por parte de Benedicto XVI, alguien le sugirió a Ratzinger hablar con la Curia, cortar cabezas y tomar el toro por los cuernos, pero Bergoglio observaba a los miembros de su equipo, callado, meditando lo que haría, dijo, no es el momento, esperemos. Para algunos de su equipo esta decisión desconcertó, puesto que se trataba del Papado del cambio y no haría nada. Pero Francisco comento con otros tres allegados a el para preparar una investigación sutil  de como estaba la Curia y fue cuando empezó a denunciar en los distintos momentos oportunos sobre la situación que  aquejaba a la misma. Pequeños dardos que iban dando al blanco, cada blanco especifico iba  siendo colocado en donde el quería.

Meses después la bomba se dejo caer ante la mirada atónita de los miembros de la Curia, una curia desenmascarada, exhibida y sacudida. Fueron los 34 minutos mas incómodos para algunos de los Curiales, de los hombres de poder en el Vaticano, de ese poder que vino a ser transformado por Francisco en servicio, como debía haber sido hace tiempo.

Fueron 15 puntos que sacudieron a la Curia y a la vez es un claro  y directo mensaje a las curias diocesanas, esos ghetos episcopales, esos lobbys  clericales putrefactos que aniquilan a quien quiere servir, encumbran a lo peorsito del clero, esos que  ostentan su poder utilizando a Dios para sentirse dioses. 

Y así Francisco enumero los 15 puntos de enfermedad de la decadente Curia Romana:
''La enfermedad de sentirse "inmortal", "inmune" o incluso "indispensable", dejando de lado los controles necesarios y normales. Una Curia que no es autocrítica, que no se actualiza, que no intenta mejorarse es un cuerpo enfermo... Es la enfermedad del rico insensato que pensaba vivir eternamente y también de aquellos que se convierten en amos y se sienten superiores a todos y no al servicio de todos''.
En las curias diocesanas cuantos curitas se sienten superiores a su Obispo, incluso se sienten mini dioses, inamovibles, inmunes, sacerdotes que confunden el servicio con el servilismo.
La enfermedad de "martalismo" (Marta), de la excesiva operosidad: es decir, de aquellos que están inmersos en el trabajo, dejando de lado, inevitablemente,''la mejor parte": Sentarse a los pies de Jesús. Por eso, Jesús invitó a sus discípulos a "descansar'' porque descuidar el necesario reposo conduce al estrés y la agitación. El tiempo del reposo para aquellos que han completado su misión, es necesario, es debido y debe tomarse en serio: pasar un "tiempo de calidad ''con la familia y respetar las vacaciones como un tiempo para recargarse espiritual y físicamente; hay que aprender lo que enseña el Eclesiastés que "hay un tiempo para todo".
Cuantos Curitas y Obispitos "Martas" tenemos,  aquellos que sus fieles nunca han visto orando ante el Tabernaculo o guiando un rosario en la comunidad, la Iglesia de a pie ya esta cansada de tantos clerigos serviles y filantropos, que barberian a sus superiores  para tener huesos mas grandes, aquellos que solo les interesa ser serviles y no serviciales.
''La enfermedad del endurecimiento mental y espiritual:.. Es la de los que, a lo largo del camino, pierden la serenidad interior, la vivacidad y la audacia y se esconden bajo los papeles convirtiéndose en ''máquinas de trabajo'' y no en "hombres de Dios"... Es peligroso perder la sensibilidad humana necesaria para hacernos llorar con los que lloran y se regocijan con los que gozan. Es la enfermedad de los que pierden "los sentimientos de Jesús".
Cuantos Curitas  se han vuelto insensibles con sus ovejas, quienes solo les importan las que tienen dinero,  y los pobres (donde esta Cristo) los ultrajan, los ignoran, los evaden, Cuantos Obispitos se vuelven insensibles para con sus hijos los Sacerdotes, cuantos Obispos  distinguen y se rodean de zanganos que solo los adulan, mientras que relegan a los que trabajan, por que les hacen mosca, Cuantos pastores en las diócesis se han vuelto insensibles y no son capaces de predicar a Jesús.
''La enfermedad de la planificación excesiva y el funcionalismo: Es cuando el apóstol planifica todo minuciosamente y cree que haciendo así, las cosas efectivamente progresan, convirtiéndose en un contador o contable...Se cae en esta enfermedad porque siempre es más fácil y cómodo quedarse en la propia posición estática e inmutable. De hecho, la Iglesia se muestra fiel al Espíritu Santo en la medida en que no pretende regularlo ni domesticarlo ... Él es la frescura, la fantasía, la innovación ".
En las diócesis abundan los Curas y Obispos burócratas, les interesan mas los números que las personas, les interesa mas la cantidad que la calidad.
''La enfermedad de la mala coordinación: Sucede cuando los miembros pierden la comunión entre sí y el cuerpo pierde la funcionalidad armoniosa y la templanza convirtiéndose en una orquesta que hace ruido porque sus miembros no cooperan y no viven el espíritu de comunión y equipo''.
Cuantos Obispos prefieren trabajar solo con unos cuantos, teniendo una amplia gama de  carismas en otros Sacerdotes de su presbiterio, cuantos Sacerdotes  en la congregación o en el presbiterio se encuentran divididos, peleados entre sí por cuestiones de ideología, o cuantos sacerdotes no obedecen a su Obispo. Esta es la enfermedad de la mala coordinación.
''La enfermedad de Alzheimer espiritual: Es decir, la de olvidar la "historia de la salvación" la historia personal con el Señor, el "primer amor". Es una disminución progresiva de las facultades espirituales... Lo vemos en los que han perdido el recuerdo de su encuentro con el Señor...en los que construyen muros alrededor de sí mismos y se convierten. cada vez más. en esclavos de las costumbres y de los ídolos que han esculpido con sus propias manos''.
Esta enfermedad abunda en las diócesis, en las congregaciones religiosas, el YO se predica y los clérigos se vuelven esclavos de sus manías, de sus pecados. Terminan por predicarse a ellos mismos, o  con una doble vida.
''La enfermedad de la rivalidad y la vanagloria: Pasa cuando la apariencia, los colores de las ropas y las insignias de honor se convierten en el principal objetivo de la vida... Es la enfermedad que nos lleva a ser hombres y mujeres falsos y a vivir una "mística" falsa y un falso "quietismo".
También en las diócesis se dan, entre los Sacerdotes y los Obispos, los primeros que buscan un monseñorato o el mismo episcopado, aquellos que se la pasan  toda su vida buscando agradar a sus superiores y pierden la oportunidad de agradar a Dios. Tenemos muchos Obispos y Sacerdotes de plástico.
''La enfermedad de la esquizofrenia existencial: Es la enfermedad de los que viven una doble vida, fruto de la hipocresía típica de los mediocres y del progresivo vacío espiritual que ni grados ni títulos académicos pueden llenar. Se crean así su propio mundo paralelo, donde dejan a un lado todo lo que enseñan con severidad a los demás y empiezan a vivir una vida oculta y, a menudo, disoluta''.
En este punto Francisco dio en el clavo, estos abundan, los de la doble vida: Obispos, Sacerdotes y Seminaristas, quienes juzgan al otro no son capaces de juzgarse a si mismos por que su misma podredumbre los corroe, y para evitar ser descubiertos o protegerse se aglutinan en Lobbys donde se protegen entre ellos mismos, su objetivo es influir en los pobres Obispos o superiores y son la lacra que por desgracia siempre cargan.
''La enfermedad de las habladurías, de la murmuración, del cotilleo: Es una enfermedad grave que comienza con facilidad, tal vez sólo para charlar, pero que se apodera de la persona convirtiéndola en "sembradora de cizaña "(como Satanás), y en muchos casos en "asesino a sangre fría'' de la fama de sus colegas y hermanos. Es la enfermedad de las personas cobardes que por no tener valor de hablar a la cara, hablan a las espaldas''.
Cuantos no usan estas oscuras artimañas, para dañar al que  esta haciendo bien su trabajo, en su mayoría estos son los que tienen mas cola que les pisen, y usan esto como cortina de humo para no descubrir sus fechorías.
''La enfermedad de divinizar a los jefes: Es la enfermedad de los que cortejan a los superiores, con la esperanza de conseguir su benevolencia. Son víctimas del arribismo y del oportunismo, honran a las personas y no a Dios. Son personas que viven el servicio pensando sólo en lo que tienen que conseguir y no en lo que tienen que dar. Personas mezquinas, infelices e inspiradas sólo por su egoísmo fatal''.
Cuantos mezquinos Sacerdotes divinizan a sus Obispos, cuantos Obispos divinizan a los Nuncios, les adulan, los invitan a comilonas caras, los  compran con regalos, cuantos Sacerdotes y Obispos arribistas, oportunistas y trepadores existen en cada una de las diócesis.
''La enfermedad de la indiferencia hacia los demás: Es cuando todo el mundo piensa sólo en sí mismo y pierde la sinceridad y la calidez de las relaciones humanas. Cuando los más expertos no ponen us conocimientos al servicio de los colegas con menos experiencia. Cuando, por celos.. se siente alegría al ver que otros caen en lugar de levantarlos y animarlos''.
Y es que también en las diócesis  existe muy poco servicio de compañerismo de apoyo mutuo y muchos curas viven como islas, lejanos y olvidados de los demás, no asisten a las reuniones y convivencias clericales, gracias a su ensimismamiento clerical. Cuantos Obispos  no se preocupan por sus Sacerdotes enfermos, a quienes ven como una carga económica para la diócesis, cuantos Obispos son indiferentes ante los problemas de sus fieles y de sus Sacerdotes.
''La enfermedad de la cara de funeral: Es decir, la de las personas rudas y sombrías, que consideren que para ser serios hace falta pintarse la cara de melancolía, de severidad y tratar a los demás - especialmente a aquellos considerados inferiores - con rigidez, dureza y arrogancia. En realidad, la severidad teatral y el pesimismo estéril son a menudo los síntomas del miedo y la inseguridad en sí mismo''.
Cuantos curas y obispos con esta característica, signo de que no es su verdadera vocación.
''La enfermedad de la acumulación: Cuando el apóstol busca llenar un vacío existencial en su corazón acumulando bienes materiales, no por necesidad, sino simplemente para sentirse seguro... La acumulación solamente pesa y ralentiza el camino inexorablemente''.
Abundan los Curas y Obispos que se han hecho ricos a costa de la Iglesia, autos de lujo, ropa de marca, mobiles  costosos,  abundan quienes tienen propiedades y negocios, quienes se convierten en usureros, y peor aún quienes mantienen a sus amantes con el dinero de los fieles.
''La enfermedad de los círculos cerrados: Donde la pertenencia al grupo se vuelve más fuerte que la del Cuerpo y, en algunas situaciones que la de a Cristo mismo. También esta enfermedad comienza siempre con buenas intenciones, pero con el paso del tiempo esclaviza a los miembros convirtiéndose en "un cáncer" que amenaza la armonía del cuerpo y puede causar tanto daño - escándalos - especialmente a nuestros hermanos más pequeños''.
Los Lobbys, que abundan a lo largo y ancho de la Iglesia, en las diócesis, quienes se han enriquecido, amasado poder e influencias, ademas son los culpables de la mayoría de los problemas de los Obispos, quienes a falta de carácter no pueden imponer la autoridad episcopal en ellos y los lobbys terminan por comérselos, perjudicandolos y destruyéndolos.
''La enfermedad de la ganancia mundana, del lucimiento: Cuando el apóstol transforma su servicio en poder, y su poder en mercancía para conseguir beneficios mundanos o más poderes. Es la enfermedad de la gente que busca insaciablemente multiplicar su poder y para ello son capaces de calumniar, difamar y desacreditar a los demás, incluso en periódicos y revistas. Naturalmente para lucirse y demostrarse más capaces que los otros''.
Cuantos Seminaristas, Sacerdotes y Obispos se ordenan solo por el tener y el poder, no por el servir, cuantos son promotores de campañas de desprestigió entre sus mismos colegas, con el fin de  ganar un espacio de poder y de reconocimiento en su entorno.

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