Irapuato: el nombramiento del Obispo




 


Irapuato tiene ya  nuevo Obispo, el segundo. La terna propuesta por el Obispo José de Jesús Martínez Zepeda no mas no levanto fuerza. El quería proponer a otro de sus pupilos al episcopado, o sea al rector del Seminario, el sacerdote Francisco González Ramos, uno de los tantos sacerdotes que cuando fue nombrado primer Obispo de Irapuato se trajo de la diócesis de León, los otros que se trajo de la Arquidiócesis son  ya Obispos: Francisco González Ramos Obispo de Izcalli y  José Guadalupe Torres Campos obispo de Ciudad Juárez, ambos promovidos por el obispo emérito de Irapuato.


Monseñor Chucho Martínez, como se le conoce en el episcopado al  ahora ya obispo emérito de Irapuato  fue promovido al episcopado por el mismo Cardenal Norberto Rivera en 1997 para ser Obispo auxiliar de la Arquidiócesis  primada. En 2004 fue nombrado primer Obispo de Irapuato, que aún era sufraganea  de  la arquidiócesis de Morelia, dos años más tarde en el reacomodo (y para premiar al Obispo de León) se traslada como sufragánea de la naciente Arquidiócesis de León.

El estigma de su promotor nunca se le quitó, por eso toda su vida episcopal se quedó  en Irapuato, donde gobernó por casi 13 años. Un periodo que para muchos  fue tedioso y pesado, que ahora con su  renuncia al momento ha sido un gran alivio. Y es que Monseñor Martínez se hizo de amigos y enemigos entre los de su clero, uno de sus principales errores fue el de concentrar el poder  con solo un pequeño grupo de amigos  y desde ahí dirigir a todo el clero. Siempre sus preferidos fueron los que tuvieron los mejores cargos y las parroquias mas pudientes. Otra de la problemática que deja Martínez es algunos casos delicados de testimonio de varios curas con problemas moales que a diario eran denunciados por la misma feligresía.

En el presbiterio se rumoraba que otro de los pupilos del Obispo , traídos desde  León cuando llegó seria su sucesor, tambien  se decía que el título recaería en el Vicario General, Monseñor Gerardo Velazquez otros decían que el rector del Seminario seria su sucesor. Al menos esos nombres (entre otros) figuraban en la terna que el Obispo había propuesto a la Congregación de los Obispos, pero la lógica Bergogliana ha sido clara en lo que a nombramientos de Obispos se refiere, y ha optado por nombrar Obispos conocedores de la realidad de las diócesis a donde manda.

El nombramiento recayó en Monseñor Enrique Díaz, originario de Huandacareo (territorio de la Arquidiócesis de Morelia), comarca cercana al lago Cuitzeo en Michoacán y a menos de dos horas de Irapuato  quien se desempeñaba desde 2003 como Obispo auxiliar - coadjutor con derecho a sucesión de San Cristóbal de las Casas, la legendaria diócesis del Tatik Samuel Ruiz.

Cuando todos pensaban que en este año (gracias al tiempo de gracia que el Papa le ha  dado al actual Obispo de San Cristóbal) relevaría en el cargo a Felipe Arizmendi, y es que este Obispo lo pidió  en 2003 al entonces Arzobispo Suarez Inda para que fungiera como su Obispo auxiliar y así fue, desde esa fecha hasta 2014 fue designado Obispo coadjutor a petición del mismo Arizmendi. Pero algo cambio, porque el mismo Díaz Díaz solicitó su cambio, desde luego a una diócesis  menos conflictiva y más céntrica.

Enrique Díaz se metió de lleno con los indígenas, con el presbiterio en la labor pastoral, en toda la vida diocesana por eso extraña la solicitud que hizo a la Congregación de los Obispos de que fuera removido de la diócesis que se esperaba que fuera el sucesor de Arizmendi, pero no fue así. Incluso el mismo Arizmendi en una entrevista para calmar los comentarios que en el mundo clerical se han vertido dijo: “el Obispo Díaz no rechaza a la diócesis”, sin embargo algunas voces discretas en el presbiterio afirman que entre el coadjutor y el titular hubo desavenencias desde antes de la llegada del Papa, situación que deja que pensar ante la vida pastoral de una diócesis donde el 80 por ciento de los católicos son indígenas, una diócesis que no cualquier Obispo quiere llegar por la complejidad pastoral que esta tiene.

Ahora a buscar un candidato, con el miedo de parte del clero conservador de que sea un opción 100% preferencial por los pobres, aunque eso no es lo difícil, sino si fuera un sacerdote local el candidato se tendría que buscar entre los que no tienen hijos, y es difícil, así que una titanica labor que hará que perdure por más dias la salida de  Arizmendi.

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