El 16 de octubre de 1979 Juan Pablo II erigía como diócesis la
región de Formosa que desde 1956 era prelatura, su primer Obispo fue Víctor
João Herman José Tielbeek quien
durante más de 35 años dirigió pastoralmente esa zona de la provincia de Goias,
primero como prelado luego como Obispo, fue, quien puso las bases pastorales de
Formosa, la diócesis que hoy se encuentra hundida en serios problemas económicos
gracias a su actual Obispo.
Según el anuario pontificio de los últimos años, poco más del 70 % de la
población profesa la religión católica.
Con casi 40 sacerdotes diocesanos y un par de religiosos se encuentran
distribuidos en las poco más de 35
parroquias.
El Obispo actual, que para algunos ha sido suspendido y para
otros sigue gobernando es José Ronaldo Ribeiro quien fue promovido al
episcopado por el todopoderoso Cardenal Joao Braz de Aviz cuando era Arzobispo de Brasilia. La
consagración de Ribeiro es recordada por tener la participación de varios
obispos influyentes en el Brasil entre ellos el entonces Arzobispo de Brasilia Cardenal José Freire y el Arzobispo de Brasilia Raymundo
Damasceno Assisi mas tarde Cardenal. Ribeiro fue promovido en 2007 a la diócesis de Janauba, en la región de
Minas Gerais, donde gobernó 7 años, en 2014 fue trasladado a Formosa.
Tres años después de haber llegado a dicha diócesis varios blogs locales comenzaron a anunciar de
la malversación de fondos que existía en la diócesis, pero tanto la Iglesia y
el gobierno se hicieron de la vista gorda, no fue hasta diciembre de 2017 cuando la investigación dio
un giro de 180 grados, al darse a conocer que los gastos del Obispo que eran de 1221 euros a 8554 euros mensuales.
La investigación fue llamada “operación CAIFAS” y
desencadeno en el arresto del Obispo y cinco sacerdotes más, coludidos con la
malversación de fondos, que dio como resultado la malversación de medio millón de
euros. Este dinero procedía de las donaciones, de diezmos y estipendios de
sacramentos, este dinero fue utilizado para comprar propiedades y autos de
lujo.
EL Vaticano nombró como administrador diocesano al Arzobispo
de Uberaba, Paulo Mendes, mientras se analiza la situación canónica del obispo arrestado
por la justicia civil.
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