Vaticano: el ego de Papa Francisco impidió darle una solución rápida y fácil al caso de la pederastia en Chile


El caso Chile ha dado un golpe directo y fuerte al Pontificado del Papa Francisco. Ahora no fueron los enemigos de Bergoglio, tampoco los tradis ni los neo, ni los grupúsculos que han querido desestabilizar este pontificado que parece que empieza a debilitarse. El golpe vino del  mismo ego e intransigencia del Papa. 

El caso Karadima es uno de los peores casos de abuso sexual en el mundo. Los abusos se empezaron a dar a partir de los años 80s, pero no fue hasta 2010 cuando las víctimas se animaron a denunciar en lo civil, aunque desde 2003 ya había denuncias canónicas. 

Desde un principio el Vaticano sabía de lo que pasaba en Chile, la noticia llego hasta el mismo Papa Benedicto XVI, pero Roma y la cúpula de la Iglesia Chilena guardaron silencio, por miedo al cura Karadima, quien gozaba de poder, incluso mas que muchos Obispos. Tanto los Cardenales Ezzati y Errazuris lo protegieron.

A principios del 2011 el Vaticano dicto sentencia al Cura Karadima, solo lo aparto de la vida pública, mas no lo rebajo al estado clerical.

A la llegada de Bergoglio al Vaticano las victimas pensaron que las cosas cambiarían. Incluso el mismo Papa “paladín de la tolerancia cero”,  afirmaba que acabaría con esa plaga en la Iglesia, pero todo cambio cuando en enero de 2015 el Papa Francisco trasladaba al Obispo de Iquique a la Diócesis de Osorno, el Obispo Juan de la Cruz Barros Madrid, de inmediato la molestia de las victimas creció y con ella  la desilusión de que el Papa Francisco apoyara al cómplice directo de Karadima.

Juan Barros está en la cuerda floja, que incluso podría ser suspendido del estado clerical, su caso de complicidad es delicado. Las víctimas y algunos miembros del clero se movilizaron para hacer llamar la atención del Papa, incluso en la pasada  visita papal el Papa mostro su molestia ante los detractores de Barros. En Chile en una fugaz entrevista en antes de una misa le preguntaron sobre el Obispo Barros y el Papa dijo: “El día que me traigan una prueba contra el Obispo Barros, ahí voy a hablar, no hay ni una sola prueba en contra, todo es calumnia, ¿queda claro?”. Y el Papa se tragó sus palabras, pero el daño a la Iglesia en Chile ya está hecho.

Después de varias cartas enviadas al Papa y de haber un historial con pruebas muy extenso, Bergoglio se decide a darle importancia al caso Karadima – Barros, el mismo Bergoglio  envío al Arzobispo Charles Scicluna como responsable de la comisión investigadora para ese caso. Scicluna en diversas ocasiones comentó que el caso era muy difícil y pesado, incluso que los testimonios de las víctimas le causaban profundo dolor, de hecho las mismas víctimas relataron a los medios como el mismo Arzobispo lloraba con ellos cuando estos lo relataban.

Scicluna quedo sorprendido como en el mismo informe se relata la complicidad de Barros con Karadima, incluso en los actos sexuales. Ante esta aberración al Papa no le quedó otra que dar la cara para decir que se había equivocado. El pedía pruebas, entonces las tuvo, y vaya que pruebas.

La egolatría papal ha destruido a la Iglesia chilena, que no quiere saber nada de este pontificado, primero porque el Papa apoya a Obispos como Barros y segundo porque en un principio dio la espalda a las víctimas.

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