Obispos en el Encuentro Mundial de las familias |
El clericalismo en México está muy fuerte, se nota en la
cantidad de consagrados en la delegación que viajo al Encuentro Mundial de las
Familias en Irlanda: 33 obispos, 29
sacerdotes, cuatro matrimonios y seis laicos, según datos de la misma página de
la Conferencia Episcopal. De los 33 obispos llama poderosamente la atención la
participación de 4 obispos que presiden diócesis con problemas muy peculiares.
En México existen muchos Obispos parásitos. Viven a costa de
sus fieles, pareciera que Dios los hace y ellos se juntan. Son Obispos que perciben
entre 20 mil y 30 mil pesos al mes, libres de impuestos y de todo gasto, porque
hasta los gastos personales son absorbidos por la Iglesia que dirigen, así que
no huelen a Pastores con olor a oveja, son Pastores podridos porque solo buscan
su bienestar, viven como príncipes comodinos y no les importa cómo viven sus
Sacerdotes, al contrario se rodean de un grupúsculo de curas que solo los
adulan y esperan promociones a cambio de estar siempre de acuerdo con el
obispo, que cuando es viejo y no tiene poder ellos controlan a su antojo el
poder en la diócesis.
Tepic y Chilpancingo sufren por no tener buenos pastores |
Se trata de 4 Obispos que dirigen diócesis fallidas, ósea Diócesis
con serios problemas de moral entre su presbiterio, diócesis con problemas
económicos y con pugnas internas por el poder entre los distintos grupos
clericales, o sea que el Obispo no goza de autoridad ni simpatía entre los
miembros de su clero.
Se trata de los Obispos
Luis Artemio Flores Calzada,
quien con la llegada de su promotor y protector Carlos Aguiar Retes a la sede
Cardenalicia del Distrito Federal ya se siente como Arzobispo, sino de Tlalnepantla (dudamos que lo dejen) de
su natal Texcoco, la diócesis que preside (TEPIC) es una de las diócesis con
grandes dificultades económicas, que sino fuera por las parroquias de la zona
de la costa y el Santuario mariano de Talpa
difícilmente se mantendría, mientras que el Obispo viaja los problemas
de la diócesis se siguen agudizando como el caso de unos colegios en disputa
que el mismo Obispo quiere quitar a los laicos, aparte la división del
clero y los problemas del Seminario con
la doble moral de los formadores deja mucho que desear en la manera de gobernar
de este obispo, que anhela salir urgentemente de Tepic.
José María de la Torre
Martín, es el Obispo de Aguascalientes, bueno así tiene el titulo dado por
el Papa, pero se sabe en la diócesis que no gobierna, a raíz de su alcoholismo
y de una caída que tuvo hace unos meses su salud se ha visto mermada, incluso
es de los pocos Obispos que quedan en la región promovidos por el ex Arzobispo
de Guadalajara Juan Sandoval Iñiguez y que no han sido removidos por el
Cardenal Robles, ¿acaso será porque la mano de su otrora promotor Javier
Navarro ha impedido semejante acción?. Aguascalientes vive sumida en una
división interna, el clero tampoco quiere al Obispo y ya piden a gritos su
remoción porque la situación es dicha arquidiócesis es delicada, muy delicada. Y así sin casi poder moverse, casi arrastrándose fue a Europa.
Salvador Rangel Mendoza, dirige la flagelada (por el narco y la violencia) diócesis de Chilpancingo – Chilapa
y para colmo de males se le pidió que atendiera (que casi no lo ha hecho) la
diócesis de Ciudad Altamirano, de ambas diócesis el clero está cansado de los
aires de divo de este Obispo a quien tanto el Vaticano como el gobierno Mexicano
tienen dudas de su relación con el narco, situación comprobada por los mismos
medios y el mismo clero al saberse que
ha recibido ostentosas donaciones, en su diócesis se encuentra una franca
división, sobre todo porque protege a una pseudo congregación que ha cambiado
de nombre (Heraldos de la Paz) la cual no tiene permiso de llamarse
congregación, y el pseudo fundador (Guadalupe Santos) ha desobedecido a su
Obispo, ambos conocidos como dinereros. El caso de Chilpancingo Chilapa es
delicado, porque la diócesis se desmorona tanto en lo pastoral como en lo
clerical, por la falta de presencia y apoyo de su pastor.
Francisco Javier
Chavolla, originario del clero de Tijuana y promovido por el arzobispo
Berlie, monseñor Chavolla ha contribuido en los últimos años al resquebrajamiento
pastoral de la diócesis que preside y esto debido a su débil carácter, ha sido
incapaz de gobernar a una diócesis que tiene cierta importancia en la región
donde se encuentra. La enfermedad del Obispo y la falta de autoridad ha
empoderado a algunos sacerdotes que solo causan división en el clero. El
reciente nombramiento del obispo (en octubre de 2017) Maximino Martínez que
siendo Obispo de ciudad Altamirano creyó que iría como obispo coadjutor a
Toluca y no, el nombramiento le llego como Obispo auxiliar sin derecho a
sucesión ha causado una seria división entre el clero, ya que unos se han
cobijado bajo la imagen del auxiliar y otros siguen fieles con el titular, el
caso de Toluca es delicado por la fuerte lucha de poderes entre los miembros
del clero.
Estos 4 Obispos se pavonean en el Encuentro Mundial de las
Familias con dinero de los fieles, aunque para ellos es muy fácil mentir y
decir que fue un donativo de un gran empresario, pero los que conocen los
entresijos de la clerecía mexicana se darán cuenta de que no.
Mientras sus diócesis fallidas se desmoronan estos pastores
hediondos se pasean.
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