Perú: discípulo de Gustavo Gutiérrez nuevo arzobispo de Lima




Desde 1907 la arquidiócesis de Lima no tenía un arzobispo salido de su clero diocesano. En ese año  el Papa Pio X nombraba al Sacerdote Pedro Manuel García Naranjó como el  XXVI arzobispo.  


Y desde 1945 Lima no había tenido un Arzobispo proveniente del clero secular, sino que puros de clero regular. De hecho el primer Cardenal peruano, creado en el consistorio de 1946, Juan Gualberto Guevara era del clero  de Arequipa.

Los Arzobispos limeños ostentan el primado de la Iglesia peruana  y los últimos tres han sido religiosos o miembros de una congregación u orden religiosa: Juan Landazuri, franciscano; Augusto Vargas, Jesuita y Juan Luis Cipriani del Opus Dei (aunque al Opus Dei no se les considere religiosos).

El nombramiento del nuevo Arzobispo de Lima llama poderosamente la atención. Recae en un sacerdote muy conocido en el clero limeño, el padre Carlos Castillo quien juega un papel importante en la Universidad Católica de Perú aquella que tuvo problemas con el Cardenal Cipriani, si esa que el Cardenal pretendía reformar y quitar al Consejo universitario. Carlos Castillo es conocido por sus dos pasiones, la docencia y la juventud con quien se ha involucrado desde que era seminarista.

Siendo estudiante de Sociología en la Universidad de San Marcos conoció  de cerca al creador de la Teología de la Liberación  quien fue primero su maestro y luego su amigo. Gutiérrez lo invito a la Unión Nacional de Estudiantes Católicos, asociación que después de ser ordenado fue su asesor. Tiene un doctorado en Teología dogmática  en la Universidad Gregoria en Roma, desde entonces es discípulo y amigo del sacerdote iniciador de la teología de la liberación.
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Ternas y Candidatos fallidos

Los círculos clericales creían que a Lima llegaría un Obispo ya ordenado y con experiencia, incluso se hablaba que el otrora Cardenal peruano el jesuita arzobispo de Huancayo Pedro Barreto sería su sucesor, pero que por la edad solo seria un arzobispo de transición, que prepararía el camino al que iba a durar mas años, había quien comentaba que el sucesor de Cipriani sería otro del Opus Dei que el mismo Cardenal había estado preparando por años, se trata del obispo Ricardo García de la prelatura de Yauyos, aunque se sabe de la predilección y protección que Cipriani tiene sobre el Sodalicio de Vida Cristiana una orden señalada por casos de abuso sexual  y a quien Cipriani beneficio con el nombramiento de dos Obispos: Kay Martin Schmalhausen de la prelatura de Ayaviri y José Antonio Eguren arzobispo de Piura. 

La operación discreta del Nuncio Nicolas Girasoli quien apenas llego  en 2017 a Perú vino a traer una especie de balanza y a darle un respiro a los perseguidos de Cipriani, que se dice no son muchos pero tampoco se cuentan con los dedos de la mano.

El enojo de la derecha limeña

Es bien conocido que las huestes mas recalcitrantes  de la derecha peruana es dirigida por gente afín al Cardenal Cipriani, con el nombramiento del Padre Carlos como Arzobispo de Lima y Primado del Perú viene a dar  un impulso a la Iglesia no solo de Lima sino del todo Perú. Ya se escuchan voces de alegría por el nombramiento  y desde luego voces molestas con el nombramiento hablan ya del pasado marxista del nuevo Arzobispo, que aunque les duela estará encabezando la lista del próximo consistorio de Cardenales.

La difícil tarea del nuevo arzobispo

Quizá no tenga experiencia como Obispo pero si tiene experiencia con la gente, desde las barriadas hasta la cátedra, es quizá el perfil que le interesa a Francisco, un obispo cercano del católico de a pie y no encerrado en su oficina o atendiendo solo a la élite peruana. 

Hay dos problemas que el mismo neo arzobispo sabe que tendrá que enfrentar: el clero apático y conformista de Lima y el inicio de una investigación mas profunda al Sodalicio que tanto protegió Cipriani, de hecho parece que el mismo ex arzobispo sale salpicado en dicho caso.

El nuevo arzobispo tendrá que lidiar con dos viejos lobos de mar, protegidos de Cipriani por un lado el ya casi emérito obispo auxiliar de Lima el franciscano Adriano Tomasi con casi 80 años y el otrora auxiliar Raúl Chau quien ya tiene casi 10 años en el cargo. La ventaja para Castillo es que existen dos prelaturas y un vicariato vacantes: Chuquibambilla, Huamachuco y Yurimaguas, lugares donde si se necesita trabajar y a donde podría enviar a Chau.

Nuevos tiempos y aires para la Iglesia en Lima se esperan.

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