Argentina: el juicio del Cura Moya un patético ejemplo de protección clerical en la tierra de Bergoglio



Es imposible y a la vez no creíble que los Obispos de todas las diócesis del mundo  no sepan o no conozcan a su propio clero. Para eso han sido puestos en ese lugar de vigías. En los obispados  llega información de todo tipo, de lo que sucede con los laicos, de lo que hacen los curas, sea bueno o malo, el obispo es el primero en conocer la problemática de su clero. Es una mentira que afirmen muchos obispos que no se sabía de los abusos sexuales de sus diócesis.


El caso del cura Marcelino Ricardo  Moya es en Argentina, la tierra del Papa Francisco, en especifico en los territorios de  la Arquidiócesis de Paraná, en la localidad de Villaguay.

Villaguay es un departamento de la provincia de Entre Ríos. Ocurrió en los terrenos de la parroquia de Santa Rosa de Lima cuando dos adolescentes de 12 y 13 años fueron manoseados por este sacerdote a mediados de los años 90s. En tiempos en que era Arzobispo de Paraná el todopoderoso Cardenal Estanislao Esteban Karlic, principal promotor del episcopado del actual arzobispo de Paraná Monseñor Juan Alberto Puiggari.

El carismático sacerdote trabajaba con jóvenes y adolescentes, el futbol era uno de los medios con los que evangelizaba a los chicos de la acción católica. La acusación formal ante la justicia local se hizo el 29 de junio de 2015 cuando dos de ellos presentaron la denuncia.

Dos años después  de la denuncia, en 2017 los abogados defensores del sacerdote acusado planteaban que por la fecha de lo ocurrido (mas de 20 años)  ya había prescrito el delito, pero la justicia afirmo que no  era posible  y el juicio siguió su causa. Al grado que el Tribunal  convocó a una audiencia publica para seguir con el juicio  del 20, 21 y 22 de marzo.

Una de las víctimas es hijo de un ex diputado provincial y funcionario del Tribunal electoral provincial, cuando sucedió esto, la familia decidió no denunciar por miedo a represalias, a parte porque el cura gozaba de total poder y popularidad en la localidad, afirman que nadie les creería, la victima decidió hacerlo ya siendo adulto.

Saltan muchas dudas, las victimas afirman que en el tiempo que ellos estuvieron muchos chicos se retiraron del grupo, de la nada, ellos piensan que sufrieron igual que ellos, por eso están convencidos de que puede haber mas víctimas.

El Arzobispado  de Paraná se ha mantenido al margen, la mayoría de los feligreses cree que encubre pederastas. Cuando el arzobispado se dio cuenta de las acusaciones publicas al cura Moya esta le suspendió de sus funciones como párroco  en la localidad de Seguí y le prohibió trabajar en colegio de la localidad donde fungía como director espiritual y abrió una investigación eclesiástica, después de 20 años de lo sucedido.

El arzobispo  nombró al sacerdote Silvio Fariña Vaccarezza que también es abogado  pero todos en la arquidiócesis saben que este cura obstaculizo  la investigación de otro caso de abuso sexual que involucra al sacerdote Justo José Ilarraz, donde la investigación interna nunca avanzo. El detalle es que los tres últimos arzobispos: Karlic, Bautista Maulion y el actual Puiggari han encubierto a curas pederastas.



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