Venezuela: víctima asesina a sacerdote, el obispo sabia de los abusos y nunca hizo nada.


En días pasados la diócesis  de San Cristobal de Venezuela cayo en shock al saber que el sacerdote Jesus Manuel Rondon Molina que había sido reportado como desaparecido desde el 15 de enero fue encontrado muerto en un bosque.


Rondon Molina de 47 años de edad  había sido ordenado sacerdote en 1987 y había prestado diversos servicios en  la diócesis de San Cristobal de Venezuela donde el  Obispo actual es Monseñor Mario Moronta Rodríguez. El cuerpo del sacerdote fue encontrado en la zona boscosa del sector de La Escalera y el Campanario, en la Palmita Rubio, ubicado en el municipio de Junín en el estado Táchira.

El historial de abusos a menores de edad ya había sido notificado al mismo Obispo, pero nunca puso atención. Algunas de las víctimas se habían entrevistado con monseñor Moronta y este  nunca dio soluciones. Al contrario movia y removia al sacerdote, de hecho en todos los destinos donde este llego a estar existen casos de adolescentes acosados, algunas víctimas afirman que el Obispo nunca dio soluciones. 

Mientras tanto el obispo de 70 años reconoce que el sacerdote fue investigado  y que en diversas ocasiones le "le llamo la atención" pero que este desobedeció ordenes y medidas cautelares impuestas según el derecho de la Iglesia.

Un joven de 17 años se presento al darse la noticia de que encontraron el cuerpo sin vida del sacerdote y este se entrego a las autoridades afirmando que el había asesinado al sacerdote en venganza por haber abusado de el durante 4 años,  en lista este sacerdote tiene varias acusaciones de menores de edad que fueron abusados por el, incluso un hermano del victimario.

De inmediato el obispo Moronta a través de su diócesis condenó el asesinato, y pidió a las autoridades que no se use el caso para fines políticos.  Recalco en el comunicado de prensa que siempre esta siguiendo  las directrices de la Iglesia en cuestión a la pederastia clerical, culpo al sacerdote asesinado de no obedecer las disposiciones impuestas por el obispo. En realidad el obispo no asume la responsabilidad de no atender a tiempo y forma los casos de abuso en su diócesis, sobre todo escuchar a las víctimas.

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