Es una mentira decir que la cabeza de una diócesis (el Obispo) no se da cuenta de lo que sucede en y con su presbiterio. Cada situación buena o mala de cada sacerdote bajo la responsabilidad del Obispo es registrada y guardada en el archivo diocesano, custodiado por el mismo ordinario y por el canciller, quien conoce de pe a pa todo, si, todo lo que cada sacerdote realiza en vida.
Resulta que el Arzobispo de Villavicencio, una arquidiocesis colombiana no se había dado cuenta de una red de curas pedofilos, hasta que una victima valiente se animo a denunciar.
El Arzobispo se llama Oscar Urbina Ortega, tiene 74 años, fue ordenado sacerdote para la arquidiocesis de Bogotá en 1973 por imposición de manos del Cardenal Arzobispo Aníbal Muñoz Duque. Veintitrés años después fue promovido al episcopado como auxiliar de Bogotá, donde permaneció tres años. En 1999 fue trasladado a la diócesis de Cúcuta como titular, cargo que ocupó por 8 años, después fue nombrado Arzobispo de Villavicencio en 2007. Ostento el trienio pasado como Presidente del Episcopado Colombiano.
Monseñor Urbina lleva catorce años al frente de esta jurisdicción eclesiástica que fue erigida en 1964 y elevada a Arquidiocesis en 2004. El anuario pontificio dice que en 2018 contaba con 131 parroquias y 149 sacerdotes . Villavicencio tiene el 97.4% de católicos a raíz del escándalo de abuso clerical se cree que baje el porcentaje de católicos.
Explotó la bomba
Un contacto de S&P informó que la víctima se decidió a denunciar después de un año de discernimiento. Esta denuncia destapó una red clerical de abuso sexual que tiene mas de 10 años en activo en dicha arquidiocesis colombiana, y que la red se extiende no solo a otras diócesis cercanas sino a congregaciones religiosas.
La víctima hizo la denuncia el 14 de febrero de 2020. De inmediato la fiscalia colombiana recogió la denuncia contra 36 sacerdotes de la arquidiocesis de Villavicencio, acusados de los delitos de concierto para delinquir, abuso sexual e inducción a la prostitución.
Los Sacerdotes acusados pertenece al clero diocesano de Villavicencio y de la diócesis de San José del Guaviare, además de las congregaciones religiosas Francisana y Monfortina.
Las investigaciones siguen, en abril de 2020 la fiscalia colombiana inspeccionó la sede del Arzobispado para ver si encontraba información de encubrimiento de curas pederastas.
Parte de esa investigación dio a conocer que por lo menos 15 de los sacerdotes acusados tenían acusaciones de abuso sexual a menores, durante años fueron encubiertos y cambiados de parroquias por los anteriores y el actual arzobispo.
Encubrimiento episcopal
Existe una serie de irregularidades en este caso. En el que involucra a la tercera parte de sacerdotes de la arquidiócesis. Pareciera como si el Arzobispo no quisiera que se esclareciera todo, algunas voces al interior de la Iglesia afirman que el Arzobispo Urbina conocía la situación desde el primer año que llego a la arquidiocesis, pero al igual que sus antecesores solo cambiaba y encubría a los sacerdotes.
En un principio solo se dijo que serian pocos sacerdotes, pero se desato una lluvia de acusaciones. Fueron un total de 36 sacerdotes implicados, de los cuales 5 ya fallecieron. Esta comprobado que hay denuncias desde 2002, incluso se cree que desde antes los Obispos conocían de los casos, ¿Qué hicieron? protegieron a los abusadores, los cambiaron de parroquias.
La Curia arquidiocesana: protección y encubrimiento
La corrupción llego hasta el corazón de la curia, varios sacerdotes sabían lo que sucedía y callaron, era un secreto a voces. En la lista de los suspendidos por abuso de menores estaba el presidente y un juez del tribunal eclesiástico.
El silencio de Roma
Desde finales de 2019 la situación para la Iglesia de Villavicencio ha sido de dolor de cabeza, desde años iban y venían cartas de parte de las victimas, tanto a la Nunciatura como al Vaticano, hasta ahora el Papa no se ha pronunciado. Ni si quiera se ha separado de sus funciones al principal encubridor, el Arzobispo.
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