México: la intempestiva salida del Nuncio Coppola

 Fue una bomba el anuncio de la salida del embajador del Vaticano en México, Franco Coppola el pasado 15 de noviembre, una noticia inesperada para algunos, ansiada por otros. Fueron cinco años en una de las sedes diplomáticas clave y a la vez más complejas del Vaticano a nivel mundial.

Coppola llegó a México en 2016 con 59 años, era su cuarto destino en 7 años como Nuncio. Originario de Maglie, una localidad de la provincia de Lecce, en el sur de Italia. A su llegada causó cierta esperanza, después de los 9 años que estuvo el francés Christophe Pierre, ahora Nuncio en Estados Unidos, por cierto,  ya próximo a jubilarse. 

El trabajo de Coppola fue más interno que externo. Se dice que fue indicación expresa del mismo Papa, quien conoce de pies a cabeza la realidad (triste, por cierto) episcopal en México. Coppola a diferencia de Pierre, fue más cauteloso en su relación con los Obispos mexicanos. Aunque su trabajo de cinco años fue discreto, se puede decir que fue fugaz, primero por el accidente automovilístico que sufrió en Roma, cuando regresaba de visitar a unos amigos, que lo mantuvo inactivo casi un año, segundo la pandemia que le impidió visitar las diócesis como él hubiera querido, al menos en año y medio.

De hecho, el nombramiento de Coppola en 2016 fue directo de Francisco, puesto que el mismo Papa quedó muy satisfecho del trabajo de Franco en África, cabe resaltar que fue el principal organizador de la gira papal en noviembre de 2015, donde visitó Kenia, Uganda y la Republica Centro Africana, en este último país, Coppola era Nuncio.

La sensibilidad pastoral  de Coppola le permitió conocer de cerca las necesidades de la Iglesia católica en México, pero pareciera que no lo dejaron trabajar. Es un secreto a voces el interés de Francisco de desmantelar los cotos de poder que se anidan al interior del Episcopado Mexicano,  que hasta ahora no le han hecho mucho caso a su propuesta pastoral.

Coppola visitó de sorpresa algunas diócesis, pocas, no las que el hubiera querido, porque los Obispos no lo invitaron, atendió casos de pederastia clerical sin darles una rápida solución. Solo hizo perder el tiempo de las víctimas. En su  mediatica visita al poblado de Aguililla en Michoacan causo incomodidad en ciertos circulos políticos y eclesiásticos.

 La visita aunque mediática tuvo poco eco, sus famosas frases que la prensa repitió por unos días fueron "en Italia sabemos que la mafia florece donde el Estado no está", "ahí aparecen intereses particulares que tratan de imponerse", o “Lamentablemente, la violencia no es característica de Michoacán, es de todo México”, o “es muy importante que se sepa lo que está pasando. Los malos se aprovechan del silencio”.

Coppola llegó a México con indicaciones precisas, sería bueno preguntarse ¿las cumplió?, ¿pudo cumplirlas?, esa respuesta mas de uno la sabe. Pero eso sí Coppola se va dejando el trabajo a punto de empezar por razones que ya se conocen Su próximo destino es  a Bélgica, una nunciatura mediana, con  un episcopado de tan solo 11 obispos en activo.  Le quedan 10 años de Obispo en activo, quizá podría ser un peldaño a su escalafón, eso el tiempo lo dirá, porque en México, no pudo, o no lo dejaron. A esperar el nombramiento del nuevo Nuncio, ya se barajan nombres, la terna  esta compleja, por lo que habrá sorpresas.


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